martes, septiembre 24, 2024
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Adiós al presidente que convirtió a Telefónica en actor global

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César Alierta apenas conocía el mundo de las telecomunicaciones cuando en julio de 2000 fue nombrado presidente de Telefónica, en sustitución de Juan Villalonga, por iniciativa del Gobierno de su amigo José María Aznar. El sector vivía entonces tiempos convulsos. Eran los albores del siglo XXI y la irrupción masiva de la telefonía móvil y de internet en la vida cotidiana de millones de personas, junto a la reciente liberalización del mercado español de las telecomunicaciones, avanzaban una profunda transformación del modelo de negocio y planteaban más incógnitas que certezas.

El empresario aragonés, que venía de dirigir Tabacalera y con su nombramiento escalaba hasta la presidencia de la perla empresarial de la época, tuvo que aprender primero a marchas forzadas a conjugar la asunción del liderazgo en una compañía crucial para la inminente transformación de España con otro proceso igual de complicado: el de la plena privatización de Telefónica. Después, consolidados ambos, Alierta se centró en darle el definitivo impulso global a una empresa que descubrió todavía enquistada en viejas fórmulas y acostumbrada a su confinamiento al mercado nacional. A su llegada empezaba a despuntar en América Latina gracias a la penetración del negocio de la telefonía móvil. Con él se produjeron, además, la apuesta firme de la empresa por los paquetes de datos y por la televisión digital.

La propia compañía destacaba este martes al anunciar su marcha que bajo la presidencia de César Alierta, Telefónica pasó de ser un actor destacado en el sector de las ‘telecos’ en España y Latinoamérica a “convertirse en un líder en los principales mercados que han supuesto su apuesta estratégica”, entre ellos Brasil, Alemania e Hispanoamérica.

En 2009 el aragonés lideró una de las mayores alianzas estratégicas del mundo al sellar un acuerdo con la operadora asiática China Unicom. Además, durante su mandato supo situar a Telefónica a la vanguardia de las telecomunicaciones mundiales, al adelantarse a la competencia en la toma de decisiones estratégicas que luego se convertirían en tendencia, entre ellas la amortización de las licencias UMTS o la creación de Telefónica Digital.

Ese enfoque global se convirtió, precisamente, en el mejor salvavidas para la compañía frente a la crisis económica que desde 2009 hizo tambalearse a la economía española. El contar con una parte sustancial del negocio en el extranjero –y particularmente en mercados emergentes- permitió que Telefónica sufriera los embates de la crisis algo menos que otros grandes valores del Ibex-35. Este martes, las acciones de la compañía se revalorizaban en torno a un 1% tras conocerse su relevo después de 15 años.

Liderazgo y plan estratégico

La labor de Alierta se ha visto reconocida a escala nacional e internacional. En junio de 2010 se convirtió en el primer español en recibir en Nueva York la medalla de oro de la 'Americas Society' por su contribución al crecimiento y desarrollo de Latinoamérica. En España preside, desde su creación en febrero de 2011, el Consejo Empresarial para la Competitividad, una entidad constituida por directivos de las 15 mayores empresas españolas y el Instituto de Empresa Familiar, creada para ayudar al Gobierno a fomentar la competitividad, la recuperación económica y la confianza internacional en España.

El presidente que convirtió a Telefónica en actor global ha anunciado este martes su marcha mediante un comunicado remitido por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Su decisión llega en un momento fundamental, tras la puesta en marcha este año del plan estratégico que debería de conducir a la total digitalización del negocio de la empresa en 2020.  Será otro directivo, José María Álvarez-Pallete, el encargado de conducir ese proceso a partir del próximo 8 de abril, cuando el propio Alierta propondrá al Consejo de Administración su nombramiento como sustituto suyo en la Presidencia.

Álvarez-Pallete –que llegó a Telefónica en 1999 como director general de Finanzas- desempeña desde septiembre de 2012 el cargo de consejero delegado y ha presidido las filiales de Telefónica Internacional, Latinoamérica y Europa. El grupo señala que es la persona más idónea para asumir en este momento el timón de la compañía porque “está más preparado para afrontar con éxito los retos que impone la revolución digital”.

El adiós de Alierta no será total. Según ha hecho público la empresa, el hasta ahora presidente seguirá ocupando un asiento en el Consejo de Administración de Telefónica. Además, conservará la Presidencia Ejecutiva de la Fundación Telefónica y se centrará en “temas sociales y de progreso”, como es la Educación Digital.

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