Humo, siluetas de bombas, sonido de alarmas… activistas de Greenpeace han convertido este jueves la madrileña sede de Naturgy en un escenario de guerra, para denunciar que la empresa está financiando la invasión de Ucrania con la compra de gas ruso.
Bajo el lema «El gas financia la guerra y Naturgy financia la guerra», la organización ecologista ha simulado un escenario de guerra en las puertas de la empresa energética, desde donde han denunciado que han contabilizado cinco buques cargados de gas de Rusia fletados por Naturgy: cuatro en la terminal de Bilbao y uno en Ferrol.
Según las investigaciones realizadas por el Centre for Research on Energy and Clean Air (CREA), el valor total de estos cargamentos supera los 530 millones de euros.
«Hemos venido hasta esta sede para decir a sus responsables que cuando compran barcos cargados de gas por valor de cientos de millones de euros a una empresa pública de un Gobierno autoritario involucrado en una invasión injusta y sangrienta, se convierten en cómplices de lo que ese Gobierno hace», ha señalado en un comunicado el responsable de la campaña de combustibles fósiles de Greenpeace, Paco del Pozo.
A su juicio, existen pruebas obvias de dónde van esos euros y, además, son en cantidad suficiente para influir en el resultado de sus atrocidades.
Ante esta situación, Greenpeace ha pedido a Naturgy y, al resto de energéticas, que «dejen de importar combustibles fósiles rusos» y pongan en marcha un plan creíble, progresivo y ambicioso de descarbonización acorde a las demandas de la ciencia.
El gas fósil, el petróleo y el carbón están «alimentando guerras y conflictos» y conducen «a una catástrofe climática», ha advertido Del Pozo, quien ha afirmado que para garantizar la seguridad energética y mitigar la crisis climática hay que dedicar todos los recursos hacia las renovables, dando protagonismo a la ciudadanía y a la eficiencia energética. EFE
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