Teléfonos que suenan que han tenido que levantar en Suiza por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos para que les expliquen en Credit Suisse cómo están las cuentas y los estados de flujo de efectivo.
Este martes a la luz salen las “debilidades materiales” en los controles internos de la firma, es decir, las debilidades para ver si en lo que se estaba invierno entrañaba o no riesgos y para analizar si las carteras de la helvética eran un peligro para la estabilidad financiera de euros.
Hallazgos que llegan en una coyuntura difícil para el banco que se ha tambaleado de crisis en crisis en los últimos años, lo que se ha traducido en grandes pérdidas financieras. El precio de sus acciones a caído más de un 4% en la apertura de este martes, pero es que si miramos al balance del año el recorte supera los 20 puntos porcentuales y los 80 si ponemos el ojo en el último lustro.
El diferencial de los swaps de incumplimiento crediticio a cinco años de Credit Suisse está hoy en un récord de 522 puntos básicos, después de haber aumentado previamente hasta los 350 en octubre.
Gran parte del reciente aumento en los diferenciales de los CDS de Credit Suisse, que indican una tendencia bajista de los inversores, tuvo lugar a principios de semana, ya que los temores de contagio del colapso del prestamista estadounidense Silicon Valley Bank se extendieron a las entidades europeas.
Por su parte, PwC, auditora de la compañía suiza, ha señalado en una declaración de las últimas horas en un aparte que “la administración no diseñó ni mantuvo controles efectivos sobre la integridad y la clasificación y presentación de las partidas no monetarias en los estados consolidados de flujos de efectivo”.
Los directivos, en el foco
Para guardarse las espaldas, tras conocerse esta falla en los números, Credit Suisse ha hablado de lo que ganan sus directivos. Dice que está desarrollando un plan de corrección para hacer frente a esta situación. Dicha propuesta incluye, según la compañía, “el fortalecimiento de los marcos de riesgo y control, y que se basará en la importante atención que la dirección ha dedicado a los controles hasta la fecha”.
Junto con esta revelación, Credit Suisse ha anunciado que el presidente, Axel Lehmann, ha renunciado a su bono anual de 1,5 millones de francos suizos para 2022 a la luz de los malos resultados financieros del grupo, aunque mantuvo sus honorarios de 3 millones de francos suizos. Desde que asumió la presidencia hace poco más de un año, las acciones del grupo se han desplomado un 75%.
Proceso de reestructuración
En una llamada con analistas, el consejero delegado, Ulrich Koerner dice no estar satisfecho con el desarrollo del precio de las acciones, pero asegura estar manejando lo que pueden en el marco de la ejecución del plan de reestructuración.
Así, apunta que el banco está a la vanguardia en varias métricas, incluidas las reducciones de personal y la venta de su unidad de productos titulizados.
De hecho, Koerner está tratando de impulsar una compleja reestructuración en un intento por devolver la rentabilidad del banco, un proceso que ahora corre el riesgo de empantanarse en una venta masiva más amplia del sector financiero y preocupaciones sobre la salud financiera de muchos bancos.
No corren buenos tiempos para la firma helvética y, precisamente, será el tiempo el que nos dirá si estamos ante un colapso en Europa como el de Sillicon Valley Bank o el nuevo caso popular con acento alemán.