Las empresas calificadas como «zombi», que empezaron a crecer de forma notable durante la pandemia, continúan siendo algo bastante habitual en la economía española.
Entre 2021 y 2022, este tipo de empresas experimentaron un repunte del 21%. En este 2023, su crecimiento está siendo más moderado, de un 2%, y aún así, suman ya más de 48.000.
El «Estudio sobre empresas zombis en España» elaborado por Informa D&B, señala que estas empresas suponen un 4% de la sociedades mercantiles.
¿Qué es una empresa zombi?
El término empezó a aplicarse durante la crisis de 2008 para denominar a aquellas sociedades que tienen una rentabilidad muy baja o incluso nula. Están en una situación de insolvencia financiera y sus recursos no son suficientes para cubrir sus gastos y hacer frente a las deudas pendientes.
No obstante, su origen se encuentra en los años 90 del siglo pasado en Japón. Cuando el estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria destapó que muchas empresas no viables seguían operando en el mercado.
Las empresas zombi pueden seguir operando en el mercado porque reciben de manera más o menos constante una inyección de capital que procede de fuentes externas.
Para determinar que una empresa es zombi, se tienen en cuenta los siguientes factores:
Incapacidad para generar beneficios durante un mínimo de dos años. Con pocas perspectivas de que la situación mejore a corto o medio plazo.
Dependencia de la financiación externa. La entidad continúa existiendo gracias al dinero que le llega de préstamos y de ayudas. Los bajos tipos de interés que han estado en vigor hasta hace unos meses, han contribuido a que empresas poco rentables siguieran recurriendo a los créditos para mantenerse en activo en lugar de optar por la liquidación.
Endeudamiento excesivo. La carga de deudas acumuladas resulta inasumible con el nivel de ingresos que tiene la empresa.
Baja productividad y rentabilidad. Lo que se ingresa no es suficiente para cubrir los gastos.
Falta de inversión en innovación o crecimiento. Como la entidad apenas dispone de recursos, no puede mejorar su competitividad.
La postura de la UE frente a las empresas zombi
Las entidades que han llegado a estar en modo zombi, suponen un riesgo para la economía, porque consumen unos recursos que podrían destinarse a otros proyectos más viables. Su supervivencia es totalmente artificial, y depende de los recursos que terceros estén dispuestos a aportarles.
En los últimos años, su número se ha disparado porque muchas empresas en una mala situación económica han sobrevivido de forma artificial a través de los ICO que se pusieron en marcha durante la pandemia.
Por ello, una de las exigencias de la Unión Europea para el reparto de los fondos europeos destinados a la recuperación tras la pandemia, es que las subvenciones y ayudas no vayan a parar a empresas que ya no son viables.
El Gobierno respondió a esta petición de la UE modificando el Reglamento de Ley de Auditoría, recogiendo nuevas sanciones para las entidades que desarrollen malas prácticas que las lleven a una situación de insolvencia.
Perfil de las empresas zombis en España
La mayoría de las entidades que cumplen los requisitos para ser calificadas como zombis son de tamaño pequeño. De hecho, un 83% son microempresas. Un 10% son pequeñas empresas, un 4% son entidades de tamaño medio, y solo un 3% son grandes empresas.
Por sectores, las empresas zombi se acumulan especialmente en el campo de la construcción, las actividades inmobiliarias, el comercio y los servicios empresariales.
Atendiendo a su ubicación, la Comunidad de Madrid es la región que más entidades de este tipo acumula (algo más de 9.000), seguida de Cataluña, Andalucía y Valencia.