Las startups o empresas emergentes han sido el fenómeno empresarial de los últimos años. Vivieron su particular etapa dorada durante la pandemia, cuando lograron atraer la atención de inversores de todos los rincones del mundo.
Proyectos novedosos en diferentes fases de desarrollo consiguieron inversiones millonarias, pero el «sueño» de las startups empezó a desplomarse en 2022.
Empresas y fondos de inversión acabaron por perder miles de millones de dólares porque los productos y servicios de muchas empresas emergentes resultaron no ser tan rentables como se esperaba. De hecho, muchas startups acabaron por quebrar.
Este cambio de escenario se lo ha puesto mucho más difícil a las que han logrado sobrevivir y a las que están en pleno proceso de nacimiento. Los inversores son ahora mucho más precavidos, y no ponen su dinero en ellas si antes no se aseguran de que el proyecto es realmente viable y puede dar rentabilidad a medio plazo.
Para los expertos, la situación actual podría desencadenar el cierre de miles de startups de aquí a final de año.
La burbuja de startups
De un tiempo a esta parte, los analistas vienen estudiando un nuevo fenómeno de burbuja económica, que afecta en este caso a las empresas emergentes.
Hasta hace no demasiados meses, era relativamente fácil acceder a financiación, lo que disparó el número de emprendedores. Pero va llegando el momento de que esas empresas empiecen a mostrar sus resultados, y muchas de ellas no han avanzado todo lo que se supone que deberían haberlo hecho.
Si el fenómeno afecta a un gran número de startups, el sector podría estallar como una burbuja, que es precisamente lo que algunos dicen que acabará por pasar tarde o temprano.
En Silicon Valley ya se habla abiertamente del problema que supone la falta de inversión de capital riesgo. Incluso empresas con proyectos viables podrían verse en apuros si no consiguen captar la financiación que necesitan para continuar avanzando en su desarrollo.
Los expertos en tecnología creen que la situación actual podría frenar gravemente el avance tecnológico, provocando un atraso de unos 10 años. Por su parte, los expertos en finanzas y mercados temen que la falta de acceso a la financiación lleve a miles de empresas a la quiebra.
Unos requisitos más duros para acceder a la financiación
Con el mercado en un momento especialmente volátil y con un gran nivel de incertidumbre, los inversores se han vuelto especialmente exigentes.
Ahora prefieren dejar su dinero en manos de emprendedores que puedan demostrar que tienen experiencia previa en el sector en el que desean incursionar, incluso al mando de un negocio. Y se revisan mucho más los planes de negocio antes de tomar la decisión de inversión.
Esto ha llevado a muchas startups a tomar la decisión de salir a bolsa, pero esto tampoco es una solución inmediata, porque el mercado de Oferta Pública de Venta (OPV) está prácticamente parado y no se sabe cuándo se puede reactivar.
Ahora hay más startups que nunca
El número de empresas emergentes a nivel mundial no ha parado de crecer en los últimos años, pero la gran mayoría de ellas se encuentra en una fase inicial. Esto implica que hay más entidades luchando por un capital que es cada vez más escaso.
Según January Ventures, cuatro quintas partes de las startups que están en fase inicial disponen de financiación para menos de 12 meses. Si no consiguen más dinero, van a tener que cerrar más temprano que tarde.
En Silicon Valley muchas startups ya se están preparando para la desaceleración y asumen que, aunque quizá su producto o servicio sea bueno, sin financiación es posible que tengan que cerrar en los próximos meses.