Los semiconductores eléctricos se han convertido en la joya de la corona dentro del sector tecnológico. Sin ellos no es posible fabricar móviles de última generación, ni muchos otros dispositivos de utilización diaria. De hecho, ha sido al escasez de los mismos la que, en los últimos tiempos, ha estado causando importantes retrasos en la entrega de vehículos nuevos.
La cadena de suministro de los chips se ha visto afectada por múltiples factores como los bloqueos por la pandemia de Covid-19, la climatología extrema que ha interrumpido el trabajo en algunos países de producción, y las tensiones geopolíticas entre los Estados.
Aunque el mayor fabricante de semiconductores es Estados Unidos, las medidas que está tomando China para proteger uno de sus productos estrella han hecho saltar las alarmas en Europa, que intenta atraer la atención de empresas especializadas en la fabricación de microchips para que se instalen en su territorio.
En el caso de España, la estadounidense Broadcom ha elegido el país como sede para una planta de fabricación de semiconductores que ya ha definido como «única en Europa».
Una inversión de 900 millones de euros
El presidente de la compañía californiana ha manifestado su intención de invertir en España dentro del marco ofrecido por el Perte Chip, y siempre de conformidad con lo establecido en la Ley de Chips europea.
La inversión se va a materializar en la construcción de una instalación de sustratos de back-end a gran escala, pero por el momento se desconoce cuál será el lugar de ubicación.
Otros países europeos ya cuentan o van a contar con fábricas de semiconductores. STMicroelectronics abrirá próximamente una planta en Francia, mientras que Intel va a seguir creciendo en Alemania.
Aunque las inversiones en Francia y Alemania son superiores, la planta de España será la única en Europa especializada en semiconductores back-end, que son especialmente demandados en el campo de las telecomunicaciones.
El Perte Chip cuenta con una dotación de 9.350 millones de euros de inversión pública destinados a la construcción de plantas de fabricación de semiconductores. Cisco e Intel ya han anunciado nuevos proyectos en España, pero la inversión de Broadcom es la más importante de las que se han hecho públicas hasta el momento.
Los semiconductores como parte de la «guerra fría» con China
La guerra fría entre China y Estados Unidos lleva más de una década en activo, pero en los últimos tiempos se ha recrudecido por culpa de los chips.
Para Estados Unidos, que China pueda acceder a la última tecnología en materia de chips es un riesgo para la seguridad. Porque podría aprovechar la tecnología desarrollada en otros países con fines militares.
En su camino para dejar a China al margen en el desarrollo de esta tecnología, Estados Unidos ha encontrado en Europa a sus mejores aliados.
Países Bajos es uno de los Estados que ha entrado con más fuerza en este particular enfrentamiento. Hace unos meses impuso más controles a las exportaciones de tecnología a China y firmó un acuerdo junto con Japón y Estados Unidos para cortar el suministro de chips de última generación a China.
La Comisión Europea también se ha mostrado partidaria de ejercer un mayor control sobre la tecnología que se suministra a China. De este modo, será complicado que los componentes que se fabriquen en las nuevas plantas de España y de otros países europeos sean exportados a China.
Por su parte, el país asiático ha respondido limitando la exportación de metales que son imprescindibles para la fabricación de chips. A partir del próximo 1 de agosto, aquellas empresas extranjeras que quieran exportar minerales críticos para la elaboración de semiconductores, tendrán que pedir una licencia al Gobierno chino.