En 2020, la pandemia obligó a las empresas a adoptar un modelo de teletrabajo para poder seguir operando en un momento en el que muchos gobiernos a nivel mundial habían decretado la prohibición a los ciudadanos de salir de sus casas.
Las empresas tecnológicas fueron de las primeras en abrazar el teletrabajo, puesto que disponían de los recursos y las herramientas necesarias para ello.
En 2021, a medida que la normalidad iba volviendo, las grandes tecnológicas siguieron potenciando el trabajo en remoto. Algunas de ellas llegaron a afirmar a sus empleados que la presencia en la oficina era cosa del pasado, lo que llevó a muchas personas a tomar la decisión de mudarse definitivamente e irse a vivir a miles de kilómetros de la oficina en la que trabajaban antes.
2022 marcó la vuelta definitiva a la normalidad, y entonces las tecnológicas empezaron a notar las pérdidas. La gente ya no necesita tanto sus herramientas porque habían vuelto a trabajar en la oficina, se hacían menos videoconferencias, etc.
Esto es lo que explica, en parte, los despidos masivos que han estado llevando a cabo en los últimos meses. Sumando los que han realizado compañías como Microsoft, Google o Meta, entre otras, son miles las personas que han perdido su trabajo.
Ahora, la nueva obsesión de las tecnológicas es que sus empleados vuelvan a la oficina, y esto está siendo un nuevo foco de problemas.
La curiosa propuesta de Google
El gigante de los buscadores lleva meses intentando convencer a sus empleados de que se olviden del teletrabajo, al menos unos días a la semana, y regresen a la oficina, pero no está teniendo demasiado éxito.
Hace algunas semanas decidió endurecer su política y, aunque no ha llegado a confirmarse de forma expresa, todo parece indicar que la presencialidad se tendrá ahora en cuenta en las evaluaciones trimestrales de rendimiento que pasan los empleados.
Por otro lado, la compañía ha enviado un correo a sus empleados de San Francisco en el que les ofrece la posibilidad de dormir en un hotel cercano a sus oficinas por 99 dólares la noche. Los argumentos para que se animen a hacerlo es que así podrán descansar más, evitarse desplazamientos, e incluso hacer algo de deporte antes de empezar a trabajar.
Frente a estos argumentos, los trabajadores han respondido que esto es algo de lo que ya disfrutan ahora mismo, trabajando desde casa. Y sin tener que pagar casi 100 dólares por cada noche que quieran dormir cerca de la oficina.
El objetivo de Google es que sus empleados abandonen el modelo de teletrabajo total y se pasen a un sistema híbrido de tres días en la oficina y dos en casa. Pero la plantilla se resiste, porque los precios del alquiler en Silicon Valley son muy elevados, y pagar un apartamento en la ciudad supone un importante desembolso mensual.
La posición frente al teletrabajo en otras tecnológicas
Google no es la única empresa tecnológica que quiere a sus empleados de vuelta en sus oficinas. Apple ya tuvo problemas la pasada primavera para que sus empleados volvieran a llenar los centros de trabajo, y tuvo que amenazar con imponer sanciones si no se cumple una tasa mínima de presencialidad.
Meta es otra de las que quiere convertir el teletrabajo en cosa del pasado, tras comprobar que los nuevos empleados que habían comenzado su andadura en la empresa en modo presencial rendían más que los que trabajaban desde casa.
En Amazon, su CEO envío una circular a sus empleados argumentando la necesidad de trabajar en la oficina la mayor parte de la semana, y esto acabó desencadenando una huelga en sede de Seattle.
Zoom, Snap, Twitter, o Tesla también han adoptado medidas para reducir el teletrabajo todo lo posible.