Las empresas emergentes se convirtieron en el objeto del deseo de los inversores durante la pandemia. Pero, con la vuelta a la normalidad, el poder de atracción que ejercen las startups sobre los fondos de inversión y el capital riesgo parece haber caído de forma notable.
Tanto, que muchas empresas que están en fase de creación apenas tienen recursos para sobrevivir más allá de 12 meses y, si no consiguen pronto la financiación que necesitan, tendrán que cerrar aunque su idea de negocio sea viable.
La reticencia de los inversores a poner su dinero en las empresas emergentes se basa en diferentes motivos, pero uno de los que más peso tiene es la incertidumbre sobre su rentabilidad.
En el panorama startups hay grandes ejemplos de éxito, pero también muchos fracasos sonados que ha llevados a los inversores a perder millones.
La estadística es especialmente dura con las empresas emergentes, poniendo de relieve que un 90% de ellas no logran sobrevivir a largo plazo. Esto provoca un importante impacto económico, pero también aporta interesantes conocimientos a los emprendedores y a los inversores.
Causas comunes del fracaso en las startups
Falta de mercado o de demanda
Una característica común que comparten todas las empresas emergentes es que se lanzan al mercado rápidamente y esto lleva a obviar datos importantes. Como el hecho de que no exista mercado o una demanda suficiente para un producto o servicio.
Si nadie está dispuesto a comprar lo que vende u ofrece, la empresa está condenada a desaparecer.
Problemas de financiación
A día de hoy, es la principal razón de desaparición de startups. El no captar suficiente dinero en las rondas de inversión, o no gestionar el mismo de una forma eficiente, impide el crecimiento y desarrollo del negocio.
Las empresas emergentes necesitan crecer rápidamente y demostrar que son viables. Si surge un obstáculo que se lo impide, lo más común es que tengan que cerrar.
Mala gestión y falta de experiencia
Los inversores le están dando especial valor a la figura del emprendedor que está detrás del proyecto. Quieren personas con experiencia en el sector en el que están incursionando, y mejor si además han emprendido con anterioridad.
Sin embargo, en el universo startup hay mucho emprendedor que no tiene demasiada experiencia, y esto hace que la gestión del negocio se vuelva especialmente complicada.
Montar una empresa es mucho más que tener una buena idea. Si no se tiene capacidad para liderar, para tomar decisiones, para gestionar equipos de trabajo, y para administrar los recursos, el fracaso acaba llegando tarde o temprano.
Existencia de mucha competencia
Aunque son momentos complicados para las startups, ahora hay más empresas de este tipo que nunca. Esto implica competir entre ellas tanto por la financiación como en el mercado.
Si una empresa emergente no es capaz de diferenciarse entre sus competidores, de ofrecer un valor único, no podrá lograr una ventaja competitiva que sea sostenible en el tiempo.
Problemas legales y regulatorios
Las startups nacen con vocación de internacionalización, y esto complica todavía más algunos aspectos legales como la protección de su propiedad intelectual o industrial.
Además, pueden darse problemas legales precisamente por temas como la propiedad intelectual, y un proceso de este tipo puede consumir muchos recursos económicos que deberían estar dedicándose al crecimiento del negocio.
Una empresa emergente que debe hacer frente a problemas legales y de regulación, lo tiene muy complicado para salir adelante, especialmente si está en las primeras fases de su creación.
El impacto económico del fracaso de las startups
Los emprendedores, los trabajadores, los inversores, y la economía en su conjunto sufren un impacto cuando se produce el fracaso de empresas emergentes.
El primer gran impacto es la pérdida económica que sufren los emprendedores y los inversores. En el caso de los emprendedores, perder su inversión puede lastrar su capacidad para lanzar un nuevo negocio en el futuro.
Para los inversores, perder dinero en una startup implica que su disposición a invertir en otras empresas de este tipo va a quedar bastante mermada.
Las startups tienen una buena capacidad de generación de empleo, por lo que el cierre de empresas de este tipo implica destrucción de puestos de trabajo. No solo en la empresa que fracasa, también en otras que le prestaban servicios, como sus proveedores.
Por lo que se refiere al impacto en la economía en general, el cierre de unas pocas empresas emergentes no es realmente significativo, pero sí puede tener consecuencias el fracaso de varias empresas dentro de un sector específico. Porque puede hacer disminuir la confianza de los inversores y la de los posibles emprendedores, lo que podría provocar una desaceleración del crecimiento económico.
Lecciones aprendidas del fracaso de las startups
Un fracaso empresarial siempre tiene consecuencias negativas que se extienden a diferentes niveles, pero de él también se pueden extraer una serie de lecciones útiles para la comunidad empresarial.
En el fracaso de las startups de diferentes sectores hay muchos puntos en común, y esto permite extrapolar una serie de principios básicos que son de especial utilidad para los emprendedores.
El primero de ellos es que es necesario validar un mercado y su demanda antes de entrar de lleno en él. Con frecuencia, un buen estudio de mercado es la mejor herramienta para decidir si se emprende o no un determinado negocio.
Otro principio a tener en cuenta es que la falta de adaptabilidad y de flexibilidad es un motivo común de fracaso. Las ideas y la forma de trabajar deben cambiar si las circunstancias lo requieren, porque no ajustar el enfoque es volver a la empresa incapaz de cubrir las necesidades de sus clientes.
Por otro lado, muchas veces el fracaso viene ocasionado por una mala gestión financiera, lo que pone sobre la mesa lo importante que es este aspecto. Si el emprendedor no tiene conocimientos suficientes como para gestionar bien los recursos económicos de su negocio, la mejor inversión que puede hacer es contratar a un especialista en estos temas.
Por último, pero no menos importante, una lección esencial que se deriva del fracaso de las empresas emergentes es que los equipos de trabajo deben ser lo más sólidos posible. Los emprendedores deben rodearse de personas talentosas y con habilidades y capacidades diversas, porque solo así será posible hacer frente de manera efectiva a las adversidades.