En un contexto económico de incertidumbre como lo fue el de 2024, muchas empresas optaron por reducir gastos. Sin embargo, lejos de obtener los resultados esperados, una buena parte de esas compañías ha experimentado consecuencias negativas.
Según estudios recientes, el 57% de las empresas que implementaron recortes consideran ahora que la medida fue contraproducente, afectando a su competitividad y capacidad de crecimiento.
Las decisiones de ajuste presupuestario han impactado en áreas clave como la innovación, la digitalización y la retención de talento, lo que ha derivado en una reducción de la productividad y un debilitamiento de la posición de muchas compañías en el mercado.
Las consecuencias directas de los recortes
Las empresas que han optado por reducir gastos en áreas clave, como la inversión en talento, innovación y tecnología, han experimentado efectos adversos que no habían anticipado.
Entre las principales consecuencias se encuentran la pérdida de productividad, la disminución del compromiso de los empleados y una menor capacidad de respuesta ante las oportunidades del mercado. Además, sectores como el tecnológico y el industrial han sufrido especialmente al ver ralentizado su desarrollo por falta de inversión en nuevas soluciones y modernización de procesos.
Un informe de Pleio señala que muchas compañías españolas han identificado una caída en su competitividad tras aplicar ajustes presupuestarios. Según José Antonio García, analista de Pleio, «las empresas que han reducido drásticamente su inversión en digitalización han visto una pérdida de eficiencia y un descenso en la retención de talento».
Por su parte, un estudio de la consultora EconData indica que «el 57% de las compañías que recortaron gastos en 2024 aseguran que esto ha generado más problemas que beneficios», según apunta su directora de investigación, Marta Sánchez. Este informe destaca que las empresas que recortaron en formación y beneficios para empleados experimentaron un aumento en la rotación de personal y dificultades para atraer nuevos talentos.
Sectores más afectados
Los sectores que han mostrado mayor arrepentimiento por sus recortes incluyen la industria tecnológica, el comercio minorista y las empresas de servicios financieros.
En el caso del sector tecnológico, las reducciones en investigación y desarrollo han impedido avances significativos en nuevas aplicaciones y productos, afectando a su competitividad global. Según MarketVision, «las empresas tecnológicas que redujeron su inversión en I+D han visto un descenso del 20% en su capacidad de innovación, lo que ha ralentizado la adopción de nuevas soluciones en el mercado». Esto ha puesto a muchas compañías en una posición de desventaja frente a competidores que han seguido apostando por el desarrollo tecnológico.
En el comercio minorista, la falta de inversión en experiencias de compra innovadoras y en optimización logística ha supuesto una pérdida de cuota de mercado ante empresas que han apostado por mejorar su oferta. Un estudio de la Asociación de Comercio Detallista revela que «las empresas que recortaron en estrategias de fidelización y optimización digital han perdido un 15% en la tasa de retención de clientes». Esta reducción ha impactado particularmente a tiendas físicas, que han visto cómo los consumidores optan por alternativas con mejor experiencia digital y servicios más eficientes.
En el sector financiero las restricciones en la contratación de personal especializado y en la modernización de infraestructuras han derivado en un servicio menos eficiente para los clientes, con tiempos de respuesta más largos y dificultades para adaptarse a nuevas regulaciones. Según el Instituto de Estudios Financieros, «los bancos y aseguradoras que redujeron costos en digitalización han enfrentado un aumento del 18% en quejas por parte de clientes debido a la lentitud en la gestión de servicios». Esta situación ha llevado a algunas entidades a reconsiderar sus estrategias y retomar inversiones en tecnología para mejorar la experiencia del usuario.
Alternativas a los recortes
Ante los resultados poco favorables que han experimentado, muchas empresas se han comenzado plantear alternativas a los recortes presupuestarios. Entre ellas, destacan estrategias como la optimización de procesos mediante la digitalización, la mejora en la gestión del talento y la búsqueda de fuentes de financiamiento externas. En lugar de reducir inversiones clave, algunas compañías han optado por reestructurar sus gastos, priorizando aquellas áreas que generan mayor valor agregado y eliminando ineficiencias.
Las empresas que han sabido adaptarse sin recurrir a ajustes drásticos han logrado mantener su estabilidad y competitividad en el mercado. En muchos casos, la clave ha sido reforzar la innovación y fomentar un ambiente laboral favorable que permita retener talento y mejorar la productividad.
Perspectivas para este 2025
Los analistas señalan que el panorama para los próximos meses sugiere que las empresas que aprendan de los errores de 2024 y adopten estrategias más equilibradas podrán fortalecerse de cara al futuro.
La experiencia les ha demostrado que los recortes no siempre son la mejor solución y que mantener un enfoque estratégico es esencial para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
En este contexto, las compañías deberán evaluar con más cautela sus decisiones financieras, considerando tanto los beneficios inmediatos como los efectos a largo plazo en su capacidad de innovación, crecimiento y competitividad. Como concluye Marta Sánchez, de EconData, «las empresas que han mantenido una visión a largo plazo y han apostado por la estabilidad han logrado un desempeño más sólido que aquellas que optaron por recortes agresivos».