Telefónica del Perú enfrenta una situación difícil después de que esta semana la agencia de calificación crediticia Moody’s haya advertido de que existe una «alta probabilidad» del impago de la deuda a lo largo de este año.
La filial de Telefónica en Perú entró en concurso de acreedores el pasado mes de febrero y Moody’s ha rebajado su calificación ante el «riesgo creciente del impago de las obligaciones financieras en los términos y condiciones originalmente pactados».
Origen del endeudamiento
El origen de la deuda de Telefónica del Perú se remonta a la necesidad de inversiones en infraestructura, modernización de redes y expansión del servicio en regiones menos atendidas.
Durante la última década, la compañía ha acumulado pasivos significativos para sostener una presencia competitiva en un entorno cada vez más agresivo, donde operadores más pequeños han ganado cuota de mercado.
A finales de 2023, la deuda financiera total de Telefónica del Perú superaba los 4.000 millones de soles (aproximadamente 1.050 millones de dólares), según los últimos reportes financieros. De este total, una parte relevante corresponde a bonos corporativos con vencimiento en 2025, por un valor cercano a los 1.500 millones de soles (cerca de 395 millones de dólares), lo que representa un reto significativo para la estructura financiera de la compañía.
En total, Telefónica del Perú debe unos 1.240 millones de euros a diferentes acreedores.
Además, las condiciones del mercado peruano han dificultado la recuperación de la inversión. La presión regulatoria, la competencia creciente, la baja rentabilidad en segmentos como la telefonía fija y el impacto del tipo de cambio han reducido considerablemente los márgenes de beneficio. El retorno sobre la inversión ha sido menor al previsto inicialmente, lo que ha incrementado la dependencia de la financiación externa.
A ello se suma el impacto macroeconómico local, con una desaceleración del crecimiento económico, un aumento de la inflación y un entorno fiscal más exigente. Estos factores han contribuido a una erosión progresiva del flujo de caja libre, comprometiendo aún más la capacidad de la empresa para cubrir sus compromisos financieros.
La filial ha tomado medidas
Telefónica del Perú ha puesto en marcha varias estrategias para enfrentar su situación financiera. Entre ellas destacan la racionalización de costos operativos, la digitalización de procesos y la venta de activos no estratégicos. Sin embargo, estas acciones han tenido un impacto limitado en la mejora del flujo de caja.
En paralelo, se han iniciado conversaciones con entidades financieras para explorar opciones de refinanciamiento. Aunque esta vía podría ofrecer cierto alivio temporal, los analistas consideran que no será suficiente si no va acompañada de un cambio estructural en el modelo operativo de la compañía.
Otra alternativa que se ha puesto sobre la mesa es la renegociación de términos con los acreedores. La entidad se declaró en concurso de acreedores el pasado mes de febrero, pero la resolución de su solicitud por parte del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) podría retrasarse hasta el próximo mes de julio. Esta situación añade todavía más incertidumbre a la situación actual de la operadora.
Rebaja de la calificación crediticia
En respuesta a esta situación, Moody’s ha rebajado la calificación de la deuda de Telefónica del Perú desde «Ba3» a «B1», un nivel considerado altamente especulativo.
Esta decisión refleja el deterioro de los fundamentos financieros de la compañía, en especial su capacidad para generar flujo de caja suficiente para hacer frente a sus obligaciones financieras en el corto y mediano plazo.
La calificadora argumenta que, aunque Telefónica del Perú sigue siendo una de las principales operadoras del país, su estructura de capital y la presión sobre su rentabilidad comprometen su capacidad de refinanciar o pagar los vencimientos previstos para el año 2025.
El informe de Moody’s no solo pone en duda la capacidad de Telefónica del Perú para enfrentar su deuda, sino que también genera incertidumbre sobre su sostenibilidad financiera futura. La calificadora señala que la compañía presenta limitadas opciones para fortalecer su liquidez a menos que reciba apoyo de su matriz, Telefónica S.A., o que inicie una reestructuración proactiva de su deuda.
El respaldo de la matriz, sin embargo, no está garantizado. Telefónica S.A. también se enfrenta a desafíos financieros en otros mercados, lo que podría limitar su capacidad o disposición para inyectar capital a sus filiales.