Las advertencias no parecen hacer mella en los congregados, que insisten en que «lucharán hasta la muerte» antes de abandonar los recintos, dijo Suriyasai Katasila, uno de los líderes de la Alianza del Pueblo para la Democracia, organizadora de las protestas. Los opositores han comenzado, además, a prepararse para hacer frente a un eventual asalto de las fuerzas del orden.
Seguidores de la Alianza han establecido controles en las carreteras de acceso a los dos aeródromos ocupados, en los que jóvenes enmascarados y vestidos de negro armados con porras y palos de golf dan el alto a todos los vehículos para impedir que se infiltren efectivos de las fuerzas de seguridad.
La situación se agravó a última hora del jueves después de que el primer ministro, Somchai Wongsawat, decretase el estado de excepción en los aeropuertos Suvarnabhumi y Don Muang, tomados por decenas de manifestantes que a pesar de ello aún mantienen un ambiente de euforia. Wongsawat decidió, además, que el cuerpo encargado de aplicar la medida de emergencia sea la Policía, odiada por la Alianza, ante las reiteradas negativas del jefe del Ejército, general Anupong Paochinda, de ordenar a sus hombres que intervengan.
Confrontación entre Gobierno y Ejército
Hace dos días, Paochinda instó a ambos bandos a que busquen un compromiso y propuso a los activistas deponer su actitud a cambio de la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones. Sin embargo, Wongsawat se aferró al cargo y pidió a los militares que no intervengan en la crisis política y que permanezcan acuartelados.
El primer ministro y todo su gabinete se encuentra temporalmente refugiado en la ciudad de Chiang Mai, a unos 600 kilómetros al norte de Bangkok, desde donde el jueves se dirigió por televisión a la nación para indicar que se debe «hacer algo para restaurar la paz y el orden».
Chiang Mai está considerada plaza fuerte del Partido del Poder del Pueblo, que lidera Wongsawat y la localidad natal de su cuñado, el ex jefe del Ejecutivo Thaksin Shinawatra, depuesto en 2006 por una asonada y al que la oposición acusa de dirigir en la sombra el Gobierno desde su actual exilio en Dubai.
Wongsawat no tiene previsto regresar en las próximas horas a la capital por motivos de seguridad, pero observa muy de cerca los movimientos de los militares, ante los incipientes rumores de asonada.
Hasta el momento, el general Paochinda, jefe del Ejército, ha subrayado que no hay planes de asestar un golpe de Estado para poner fin a la crisis política, pese a que ya hay voces en el entorno militar que reclaman la acción golpista.
La crisis política en Tailandia se remonta a las elecciones parlamentarias de 2007, ganadas por los mismos políticos que habían sido expulsados del Gobierno el año anterior por un golpe militar.
Petición de ayuda al ex primer ministro
El Gobierno de Tailandia pedirá ayuda al depuesto ex primer ministro Thaksin Shinawatra si el Ejército da un golpe de Estado para dispersar a los manifestantes que ocupan los dos aeropuertos de Bangkok con la exigencia del cese del gabinete.
Así lo confirmó hoy a los periodistas el portavoz gubernamental, Natthawut Saikua, quien agregó que Shinawatra, depuesto en 2006 por otra asonada, dirigirá por teléfono la resistencia popular ante una posible rebelión militar.
«Si hay un golpe, nos ayudará para combatirlo junto a todos los tailandeses. Estará en contacto con nosotros las 24 horas del día», dijo Saikua.
La Alianza del Pueblo para la Democracia, organizadora de las protestas, acusa al jefe del Ejecutivo y cuñado del propio Shinwatra, Somchai Wongsawat, de ser un títere del magnate, quien en su opinión es quien realmente quien maneja en la sombra al Gobierno.