Las autoridades tailandesas no han ofrecido la cifra, ni siquiera aproximada, de turistas que se han visto afectados por la profunda crisis política que vive el país, aunque se sabe que unos 125.000 pasajeros pasaban cada día por el moderno aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, uno de los dos tomados por las protestas.
Sí se ha informado de que cerca de 4.000 viajeros fueron evacuados de la terminal de internacional del aeropuerto de Suvarnabhumi el miércoles pasado, fecha en la que los seguidores de la opositora Alianza del Pueblo para la Democracia tomaron el control del aeródromo.
Fuentes del aeropuertos y de agencias de vuelo han calculado, por su parte, que al menos uno 10.000 turistas se vieron afectados por la cancelación de los vuelo tan solo el miércoles, primer día sin operatividad en los aeropuertos.
Varios países próximos a Tailandia han iniciado operaciones para evacuar a sus nacionales y facilitar la vuelta a su casa de otros extranjeros atrapados en Bangkok.
Un avión militar de transporte fletado por Malasia tiene previsto aterrizar en U-Tapao hoy, mientras que Vietnam Airlines aumentó sus vuelos a la ciudad camboyana de Siem Reap, cerca de la frontera con Tailandia, para crear otra vía de salida hacia Hanoi y Ho Chi Minh (antigua Saigón) y desde allí a otros destinos.
Fuentes diplomáticas europeas indicaron que las embajadas de los países de Unión Europea radicadas en Bangkok se centran, de momento, «en asistir en la medida de lo posible a sus ciudadanos» mientras continúe el bloque de ambos aeropuertos.
Negociaciones con los ocupantes de los aeropuertos
La policía tailandesa comenzó a negociar hoy con los manifestantes antigubernamentales que ocupan los dos aeropuertos de la capital para tratar de evitar un desalojo por la fuerza, opción que todavía no se ha descartado. El negociador jefe de la Policía, teniente general Suchart Muenkaew, declaró a la prensa en el propio aeródromo doméstico de Don Muang que de fracasar las conversaciones, sus hombres procederán a disolver a los activistas. «Les estamos pidiendo que permitan al aeropuerto reanudar sus operaciones. Seguimos hablando, pero si esto falla tomaremos otras medidas. La última será dispersarles», explicó Muenkaew.
Las advertencias no parecen hacer mella en los congregados, que insisten en que «lucharán hasta la muerte» antes de abandonar los recintos, dijo Suriyasai Katasila, uno de los líderes de la Alianza del Pueblo para la Democracia, organizadora de las protestas. Los opositores han comenzado, además, a prepararse para hacer frente a un eventual asalto de las fuerzas del orden.
Seguidores de la Alianza han establecido controles en las carreteras de acceso a los dos aeródromos ocupados, en los que jóvenes enmascarados y vestidos de negro armados con porras y palos de golf dan el alto a todos los vehículos para impedir que se infiltren efectivos de las fuerzas de seguridad.
La situación se agravó a última hora del jueves después de que el primer ministro, Somchai Wongsawat, decretase el estado de excepción en los aeropuertos Suvarnabhumi y Don Muang, tomados por decenas de manifestantes que a pesar de ello aún mantienen un ambiente de euforia. Wongsawat decidió, además, que el cuerpo encargado de aplicar la medida de emergencia sea la Policía, odiada por la Alianza, ante las reiteradas negativas del jefe del Ejército, general Anupong Paochinda, de ordenar a sus hombres que intervengan.