Los medios rumanos han recogido las protestas de numerosos votantes que se quejan de la obligatoriedad de votar exclusivamente en su lugar de residencia. En Rumanía no existe el voto por correo y en estas elecciones se suprimieron las listas adicionales de las estaciones de ferrocarril, estaciones de autobús y aeropuertos.
El líder del PSD, Mircea Geoana, votó en Dabuleni, una localidad rural al sur de Rumanía, donde dijo que «los obreros, campesinos, pensionistas, la familia joven y a los empleados» saben que su partido puede protegerlos mejor en tiempos de crisis.
Las dificultades económicas han beneficiado a los ex comunistas del PSD, que con un programa electoral cargado de propuestas sociales han atraído a los rumanos, que temen que la crisis suponga un duro periodo de ajuste económico. También una alta abstención en las ciudades, el feudo de los partidos liberales, favorece al PSD.
El primer ministro saliente, líder del Partido Nacional Liberal (PNL), Calin Popescu Tariceanu, votó en la localidad rural de Ciofliceni, donde tiene una casa de vacaciones. Tariceanu, cuyo partido se estima que cuenta con un 20 por ciento de los apoyos, invitó a los rumanos a votar y optar por una política que permita a Rumanía ser «la séptima potencia económica de Europa».
Reforma electoral
A su vez, el presidente rumano, Traian Basescu, vinculado al PDL, llamó a los rumanos a que aprovechen el nuevo sistema electoral que permite elegir a las personas y no a las listas de los partidos, como un paso para reformar la clase política. Esta reforma tenía la intención de purgar las listas de los partidos que incluyeran a candidatos con sospechas de utilizar los cargos públicos en beneficio propio, aunque el modo de votación está siendo muy criticado por ser excesivamente complejo.
Muchos rumanos han aprovechado el largo fin de semana al que se añade el Día Nacional del 1 de Diciembre para hacer unas mini vacaciones, lo que puede dar lugar a un incremento de la abstención.
La Oficina Electoral informó también de que existen 221 puntos de votación en el extranjero, muchos de ellos en España, donde unos 500.000 rumanos están llamados a las urnas.