Activistas de Amnistía Internacional (AI), con motivo de la Jornada Mundial Ciudades por la Vida, han iluminado una decena de edificios emblemáticos españoles para protestar contra la pena de muerte.
Según informó la organización en un comunicado, esta actividad culmina un período de movilización en el que han participado más de 40 grupos de activistas desde el pasado 10 de octubre, Día Mundial contra la pena de muerte.
Amnistía Internacional iluminará de forma simultánea a las 19 horas la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, la Plaza del Rey en Barcelona, el Teatro Campoamor de Oviedo y el Ayuntamiento de Vegadeo en Asturias. Además, desde las 15 horas dos pantallas digitales ofrecerán información en el centro de A Estrada en Pontevedra.
Este mes se aprobó en la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU una resolución a favor de la moratoria internacional a la pena capital y a mediados de diciembre se votará en el Plenario. En total, 105 países han votado a favor de la resolución, 48 lo han hecho en contra y 31 se han abstenido (frente a los 104, 54 y 29 del año pasado), lo que, según la organización, confirma una tendencia positiva hacia la abolición de la pena capital.
Coliseo romano
El Coliseo romano, uno de los monumentos arqueológicos más populares de la capital italiana, se iluminó este sábado para pedir por la abolición de la pena de muerte en todo el mundo.
El Coliseo, lugar que presenció la muerte de tantas personas como resultado de los espectáculos que allí se celebraban durante la Roma clásica, «será iluminado esta noche para testimoniar el empeño de Roma por la abolición de la pena de muerte», afirmó el alcalde de la ciudad, Gianni Alemanno en una nota de prensa.
La iniciativa «tiene el pleno apoyo del Ayuntamiento de Roma que, junto a otras 956 ciudades de todo el mundo, quiere hacer sentir su propia voz en la defensa de la vida y de la dignidad humana, que son bienes que no se pueden sacrificar», apunta el alcalde.
«El significado de la pena (de muerte) no consiste más que en la venganza, que se quite la vida a un ser humano, pero debe apuntar necesariamente a la reeducación de quien ha sido condenado», concluyó.
La pena de muerte se aplica en países occidentales como Estados Unidos, no así en el continente europeo, donde las legislaciones de la mayoría de países, salvo Bielorrusia, no la contemplan.