La comisaria de la exposición niega que haya habido una rivalidad con la Tate Modern, especializada en el arte posterior a esa línea divisoria, y explica que ambas instituciones están «reflexionando sobre sus papeles respectivos» en el panorama artístico británico.
En cualquier caso se trata de la primera vez que la National Gallery dedica una exposición a Picasso, de quien no hay constancia, según la comisaria, que visitase esa pinacoteca en sus dos viajes al Reino Unido: el primero, en 1919, con los Ballets Rusos y el segundo, en 1950, para asistir a la Conferencia de la Paz, en Sheffield.
«Picasso fue fiel a la tradición figurativa, incluso en los años cubistas de disolución de la figura. Se expresó siempre con medios tradicionales y fue por encima de todo un pintor hasta el final de sus días», señaló la experta.
Picasso y sus influencias
La exposición de la National Gallery seguirá a la organizada en torno a «Picasso y sus maestros» en tres museos de la capital francesa y será, por necesidades de espacio, «más compacta y mucho más concentrada».
La ambiciosa exposición parisina yuxtapone las obras de Picasso a las de los maestros que le inspiraron, pero, en opinión de Robbins, eso resulta un tanto «reduccionista».
«La yuxtaposición sólo funciona en algunos casos, si es una respuesta directa a una determinada obra», por ejemplo, en los ciclos de variaciones de los años cincuenta (como Le Dejeûner sur l’herbe, de Manet).
En la mayoría de los casos están en juego múltiples influencias, señala Robbins, quien agrega que en la exposición londinense se animará a los visitantes a hacer un recorrido posterior por las restante salas de la galería para ver las obras de los viejos maestros «a través de los ojos de Picasso, por así decir».
Secciones de la exposición
La exposición de la National Gallery estará ordenada a la vez cronológica y temáticamente: cada sala, dice Robbins, será «como una mini-retrospectiva en torno a uno de los grandes temas» de la creación picassiana.
Comenzará con los autorretratos, aunque, señala la experta, puede decirse que todo en la obra de Picasso es «autobiográfico».
Habrá una sección dedicada a los desnudos femeninos, otro de los grandes géneros de la historia del arte, que Picasso supo, sin embargo, adaptar a su propio vocabulario y a sus sucesivos estilos.
Otra sala estará dedicada a los retratos masculinos, dentro de la tradición española, con personajes como el bobo, los arlequines o, ya en los últimos años, los mosqueteros, con sus claras referencias al holandés Rembrandt.
Los bodegones, también una constante en la obra picassiana, tendrán su propio espacio. Y por supuesto merecerán especial atención los retratos de mujeres, tema obsesivo de Picasso, en el que, como explica la comisaria, el artista español «hace eco a Rafael y Corot, pasando por Ingres».
La última sala mostrará otra de las grandes preocupaciones de Picasso a lo largo de su carrera: el diálogo creativo con la propia historia del arte.
Sus maestros
El artista vio por primera vez Las Meninas en el Prado cuando tenía catorce años, y tres cuartos de siglo más tarde, dedicaría al famoso lienzo una serie de interpretaciones muy personales como tributo personal al genio de Velázquez.
Esa serie y otras, como las variaciones en torno a Le Dejeûner sur l’ Herbe, obra que escandalizó en su día al «establishment» artístico, serán el colofón de la exposición londinense dedicada al genio malagueño.