En representación del grupo de 45 Países Menos Desarrollados (LDC), el consejero del ministro de Finanzas de Bangladesh, Mizra Azizul Islam, denunció que el progreso posterior a Monterrey ha sido «pésimo» y advirtió de las consecuencias de la crisis para los países menos desarrollados. «Es probable que los LDC sufran gravemente las consecuencias (de la crisis) en sus exportaciones, inversiones directas extranjeras y ayuda oficial al desarrollo, que constituyen la espina dorsal de sus economías», explicó.
Por su parte, los países latinoamericanos también expresaron su preocupación acerca de que la crisis disminuya el volumen de cooperación al desarrollo y criticaron abiertamente a los países ricos por sus políticas económicas en estos momentos en los que, para ellos, la solidaridad es más necesaria que nunca.
El ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Jorge Taiana, afirmó que existen fondos para la ayuda al desarrollo, ya que mucho más del 0,7 por ciento del PIB de los países ricos está siendo empleado para rescatar a sus principales entidades financieras. La misma opinión expresó su homólogo de Bolivia, David Choquehuanca, quien destacó que los planes de rescate lanzados en Europa y EEUU «superan en 45 veces toda la ayuda al desarrollo que emiten (sus gobiernos)».
Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores mexicana, Patricia Espinosa, en nombre del Grupo de Río -organismo consultivo formado por 23 países de América Latina y el Caribe-, pidió que no se reduzcan la ayuda exterior al desarrollo en estos momentos críticos, al igual que lo hicieron Guatemala y República Dominicana.
Los representantes latinoamericanos exigieron asimismo que esa ayuda no esté sujeta a condiciones y que ésta sea considerada una «obligación moral», además de «la respuesta correcta para mantener a flote la economía», según el canciller brasileño, Celso Amorim.
En ese sentido, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, propuso dar un impulso político en la lucha contra la pobreza con la creación de un alto representante de la ONU encargado de coordinar las políticas de cooperación con los países más pobres.
Moratinos dijo que España asumiría los gastos que acarrease este nuevo cargo y la organización de una nueva conferencia sobre desarrollo en el primer semestre del 2010, coincidiendo con la presidencia española de la UE.