El acusado que este lunes no compareció ante el tribunal fue identificado como Robert Antonio V.D.
Los trece jóvenes de origen ecuatoriano están acusados del asesinato del dominicano Jimmy Junior Ureña del Villar.
Los hechos por los que se les juzga ocurrieron el 4 de noviembre del 2005, cuando, según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, tras asistir a una reunión de Latin Kings los acusados «proyectaron y cumplieron el ataque» a un grupo de miembros de la banda rival, conocida como Ñetas.
A su llegada al tribunal, la madre de la víctima, Jacquelín del Villar, reclamó justicia «porque -dijo- mi hijo no se merecía que le hicieran lo que le hicieron».
Piden 29 años de prisión para cada acusado
El abogado de la acusación particular, Jesús Garzón, informó de que va a pedir una pena de 29 años de prisión para cada uno de los acusados por homicidio y pertenencia a asociación ilícita por formar parte «de la banda ilegal Latin Kings».
Los acusados son Romel Vinicio P.R., Fernando Giovanny T.Y., Carlos Eduardo Y.M., Juan Carlos M.B., José Leonel L.V., Darío Heriberto C.A., Joffre Fernando G.M., Carlos Luis R.L., Robert Antonio V.D., Luis Alcides C.A., Fabián Andrés Q.B., Daniel Geovanny F.B. y Elvis Darwin P.H. Nueve de ellos están en prisión provisional.
Según las citadas fuentes, en el día de los hechos los acusados se aseguraron previamente de que todos los integrantes del grupo agresor fueran armados «con cuchillos, palos y otros instrumentos con los que poder agredir».
«Divididos en diferentes grupos, para impedir la huida de los Ñetas, se dirigieron al lugar donde se encontraban estos últimos y al grito de «Maten a esos hijos de puta» persiguieron a los presentes hasta que alcanzaron a Ureña del Villar.
Los procesados, junto con otros menores de edad, rodearon a la víctima y lo golpearon, y mientras los presentes gritaban «mátalo, mátalo», le propinaron hasta dieciocho puñaladas con dos cuchillos distintos, además de patadas y golpes en la cabeza «que acrecentaron el dolor y el sufrimiento» hasta que lo dejaron sin vida en el mismo lugar de los hechos.