El Partido del Congreso intenta responder así al alud de críticas contra el Gobierno por los fallos de información de las agencias de inteligencia y la lentitud de sus fuerzas de élite, que llegaron al lugar de los atentados, la lengua peninsular sureña de Bombay, un día después del inicio del asalto terrorista.
El único detenido en los ataques, Ajmal Amin Kamal, ha confesado que diez terroristas zarparon de la ciudad portuaria de Karachi en un buque paquistaní llamado «Al Husseni» y en el camino abordaron un pesquero indio para alcanzar la costa de Bombay, no sin antes asesinar a sus ocupantes. Según una fuente de la investigación citada por la agencia PTI, Kamal insistió en que los ataques no contaron con la colaboración de ningún ciudadano indio.
Presunta implicación india
Sin embargo, la policía de Bombay está buscando a un agente del mundo del hampa que el gángster Dawood Ibrahim, acusado de ser el cerebro de los atentados de Bombay de 1993, tiene supuestamente en la ciudad y que podría haber proporcionado ayuda logística a los terroristas.
Además, un funcionario del Gobierno regional de la Cachemira india está siendo interrogado por estar supuestamente implicado en los atentados, según una fuente policial citada por el PTI. La inteligencia india interceptó llamadas del funcionario en las que conversaba durante los ataques con un supuesto miembro del grupo islamista Lashkar-e-Toiba (LeT), que el Gobierno sospecha que se halla detrás de los ataques.
El FBI llega a Bombay
Este lunes un equipo de siete miembros del FBI han llegado al centro financiero de la India para reunirse con responsables de las fuerzas de seguridad y analizar las pruebas disponibles.
Mientras, el excesivo tráfico de la laboriosa Bombay se ha recuperado hoy por completo y las escuelas, mercados y comercios presentan su aspecto habitual. El hotel Oberoi-Trident, uno de los puntos atacados por los terroristas, reabrirá sus puertas «en diez o doce días», según una fuente del grupo hotelero citada por PTI.
Las tareas de limpieza y restauración del imponente edificio siguen en marcha, mientras que una institución de gestión del Patrimonio Cultural ya se ha ofrecido para restaurar la «belleza original» del histórico hotel Taj, frente al mar Arábigo.
La reparación del monumento, que mezcla arabescos, influencias mongoles y estilo florentino y cuya cúpula y ala este han quedado seriamente dañados a causa de las explosiones que se registraron en su interior, costará unos 100 millones de dólares, según los expertos.
«Este ataque ha sido inesperado. Ha pillado al Gobierno desprevenido», criticó el portavoz del Shiv Shena (Ejército de Shiva), formación que gobierna el municipio de Bombay, Manohar Joshi.