Los 789 gramos de cannabis fueron hallados entre los restos de un hombre que murió a los 45 años, de cabello y ojos claros, de alto nivel social y equipado con bridas, arcos y un arpa, materiales que apoyan la teoría de que se trataba de un chamán de la cultura Gushi, vinculada con la Tocaria. «Es una cuestión de deducción científica el establecer que es más que probable que el cannabis se usara con fines psicoactivos o médicos», declaró Ethan Russo, responsable del análisis y profesor invitado de la Academia China de Ciencias Sociales (ACCS). El botánico, también profesor del departamento de Farmacia de la Universidad de Montana (EEUU), destaca también que las hierbas pudieron haber sido utilizadas con fines adivinatorios.
Russo subraya los análisis practicados a 11 gramos del alijo (carbono 14, fotomicrográficos, fitoquímicos y genéticos), de los que se deduce que la marihuana pertenecía «a una variedad de droga que se cultivaba, no era salvaje», y además no consta que el cáñamo se utilizara en esa zona como alimento ni para confeccionar tejidos. Los análisis genéticos demostraron la presencia del psicoactivo THC, tetrahidrocanibol, responsable del efecto narcótico, según indica el equipo en su artículo, publicado este mes en la revista británica Journal of Experimental Botany, de Oxford.
Según Russo, que ha trabajado con un equipo de 18 científicos, en su mayoría chinos, se trata de un descubrimiento muy importante que no sólo «dice mucho sobre cómo vivían nuestros antepasados», sino que también «prolonga el periodo por el que podemos decir que el cannabis se utilizaba con fines psicoactivos». Hasta hoy, las dataciones más antiguas del uso de marihuana con fines narcóticos provienen de Judea, de hace 1.700 años, donde se inhalaba como sedante en los partos, y algunas semillas con uso indefinido fueron encontradas en la región nepalí de Mustang (2.200-2.500 años) y en Pazyryk, Siberia (2.400-2.500 años).
Sin embargo, el equipo de Russo no ha podido desvelar cómo era administrada la marihuana, ya que no se hallaron pipas u otros utensilios de inhalación junto a la momia, enterrada con los objetos que iba a necesitar en el más allá según la tradición, ni tampoco si el uso de la marihuana era frecuente en esta cultura. «La cantidad en esta tumba era sustancial, 789 gramos. Su uso podría estar confinado a la clase chamánica, o quizás, sólo los más importantes chamanes eran inhumados con las hierbas. Se encontró cannabis en 2 de las 500 tumbas excavadas. ¡Y quedan más de 2.000!»
El descubrimiento arroja también nueva luz sobre la misteriosa cultura Gushi, o de los Tocarios, que floreció a partir del siglo XIX a.C. en el oeste de China. «Los Gushi amaban sus vidas, y creían que después de la muerte su alma seguiría viviendo en otro mundo. Pero no podían comunicarse con los muertos directamente, necesitaban un Chamán para ello. Quizás el cannabis se utilizaba para eso», dijo a Efe Jiang Hong-En, de la ACCS.
El dueño, un chamán
Se sabe que el dueño del cannabis, el chamán caucásico, murió en las cercanas montañas Tianshan, ya que su esqueleto no presenta un estado de conservación tan perfecto como el resto de los que hay en las 2.500 tumbas de Yanghai, favorecidas por una profundidad de 2 metros, un clima extremadamente árido y el suelo alcalino. En cuanto a los Gushi, eran nómadas caucásicos que hablaban una lengua indoeuropea, por lo que se cree eran proto-tocarios, un pueblo originario del Mediterráneo Oriental o de Asia Central (según las teorías), sin duda paleoeuropeos, presentes hace 4.000 años en las cuencas del Tarim y de Turpán.
Los Gushi creían en dioses sincréticos, criaban caballos y otros animales, cultivaban la tierra y eran temidos por su destreza con el arco en esta zona, la de la cuenca del lago salado Ayding. Las primeras noticias escritas sobre los tocarios datan de hace dos mil años y son chinas, los llamaban «yue zhi», «el linaje de la luna», en alusión a sus ritos lunares de fertilidad, pero también «quan rong», «perros bárbaros del Oeste», jinetes guerreros que habitaban el desierto de Taklamakán.