se estrenó en el año 1635, de manos de la Compañía Siglo de Oro y el director Pérez de la Fuente, para quien la historia del Rey Basilio y su hijo Segismundo marcó un antes y un después en el tiempo en el que fue escrita.
Fue, junto con Las Meninas de Velázquez, la obra que puso «un punto de inicio a la modernidad», ha resaltado Pérez de la Fuente, que con este nuevo montaje ofrece una versión «decidida, valiente, rotunda a todos los niveles», gracias a la adaptación realizada por el vicedirector de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), Pedro Manuel Villora.
«No he introducido nada que no estuviera en el texto original de Calderón, simplemente he traído un texto clásico a la modernidad, pero esto sólo puede hacerse si la obra ya de por sí es moderna. En caso contrario, no se puede forzar», ha apuntado Villora.
Además, el montaje cuenta como responsable de vestuario con Javier Artiñano, quien a lo largo de su carrera profesional ha recibido cinco goyas al mejor diseño de vestuario y otro a la mejor dirección artística.
Los protagonistas
Asimismo, el príncipe Segismundo, interpretado por Fernando Cayo, y el Rey Basilio, a quien da vida el actor Chete Lera, trasladan al escenario del Albéniz esta trama de la que «naturalmente se ha hecho una versión política y donde la clave reside en no saber dónde esta la verdad», ha señalado De la Fuente, quien en 1999 recibió la Medalla de Oro a las Bellas Artes.
«Es muy difícil dar con un director que conecte inteligencia, razón y corazón; en La vida es sueño los espectadores van a encontrar vida palpitante, una fiesta sensorial», asegura Cayo sobre este texto, que probablemente sea el último que se represente en el Albéniz.
El futuro incierto del Albéniz
El futuro de este teatro es incierto desde que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del 3 de junio del 2003 anuló la obligatoriedad de dedicarlo a una actividad cultural.
Sin embargo, todavía se está debatiendo si corresponde catalogarlo como un bien de interés cultural.