Gasol aportó 24 puntos y nueve rebotes, mientras que Bryant añadió 23 tantos y siete asistencias. Por parte de Toronto, donde se notó la ausencia del pívot Jermaine O’Neal, todo su quinteto titular registró dobles dígitos en anotación, liderado por José Manuel Calderón, con 12 puntos y 12 asistencias, que sigue sin fallar desde la línea de tiros libres.
A diferencia de lo ocurrido días atrás, los Lakers salieron aplicados en defensa, conscientes de que su ataque se encuentra en estado de gracia, pero la velocidad al contraataque que imprimía Calderón -seis asistencias de inicio- y el acierto exterior de los canadienses, con un inspirado Andrea Bargnani, rompió los esquemas a las primeras de cambio (21-23).
Enfrente era Gasol -catorce puntos en el primer cuarto- quien mostraba el camino que los Lakers debían seguir. Su duelo con Chris Bosh durante todo el partido fue brillante, lleno de clase, poderío e inteligencia, aunque la aportación del internacional estadounidense bajó en la segunda parte.
En una primera mitad bastante igualada, el primer aviso serio por parte de los californianos llegó con un parcial de 13-2, que colocó un 49-37 a cinco minutos para llegar al descanso, con Jordan Farmar aportando el plus de energía que reclamaban los de Phil Jackson.
Los Lakers sudaron
Al descanso los Lakers habían fijado una renta de diez puntos a su favor que fue en aumento durante el tercer cuarto (66-51), al que los Raptors llegaron con las sábanas pegadas.
Un toque de atención de Sam Mitchell despertó a sus jugadores, que volvieron a sumar desde el perímetro como al comienzo del duelo, esta vez de la mano de Anthony Parker y Calderón (73-65, m.30), que protagonizó un duelo de raza con Derek Fisher, con el que tuvo más de un roce.
A pesar de esas embestidas, los de Jackson, que volvieron a relajarse en instantes en los que pudieron finiquitar el asunto, dieron la sensación de tener controlado el partido. Sólo una penetración de Roko Ukic puso algo de incertidumbre (90-84, m.38).
Entonces apareció Andrew Bynum con un par de salvajes acciones que hicieron temblar los cimientos del Staples Center. El joven pívot angelino se convirtió en un muro infranqueable a ambos lados de la pista y lideró el sprint final de los Lakers (103-88, m.42).
El ‘show’ se había instalado en Los Ángeles, a pesar de que Bryant y Gasol se pasaron todo el último cuarto descansando en el banquillo. Su presencia no era necesaria. La segunda unidad angelina mantuvo el nivel y elevó la renta hasta los 20 de diferencia (110-90).
Es la séptima victoria consecutiva de los Lakers, que afrontan ahora una gira de tres partidos fuera de casa.