lunes, diciembre 2, 2024
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Moscú interviene en Georgia e impone unas nuevas reglas de juego a Occidente

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En cuestión de meses, Rusia restableció los contactos comerciales con las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, presionó a la OTAN para que no aceptara a Tiflis en su seno y movilizó a sus tropas en el Cáucaso. A finales de julio, se produjeron los primeros choques en la línea de separación entre Osetia y el resto del territorio georgiano administrado por Tiflis donde se encontraban desplegados varios centenares de soldados rusos.

En la noche del 7 al 8 agosto comenzaron formalmente las hostilidades, y en una ofensiva relámpago las tropas georgianas se hicieron con el control de casi toda Osetia del Sur, incluida la capital, Tsjinvali.

Varias columnas de blindados rusos del Ejército 58 del Cáucaso Norte, al acecho desde hacía varias semanas, no tardaron más que unas horas en cruzar la frontera a través del túnel de Rog en defensa de sus conciudadanos (la mayoría de osetas tienen pasaporte ruso).

La operación de «imposición de la paz», como la definió el presidente ruso, Dmitri Medvédev, desembocó en una guerra abierta en los alrededores de Tsjinvali, que quedó prácticamente en ruinas tras tres días de cruentos combates.

Las tropas rusas, mucho más numerosas y mejor equipadas, comenzaron a bombardear sin discreción las posiciones de las unidades georgianas, que se batieron en retirada y anunciaron el cese de las hostilidades el 10 de agosto. Entonces, Rusia aprovechó el repliegue enemigo para invadir el territorio georgiano limítrofe con Osetia y Abjasia y bombardear las infraestructuras civiles y militares georgianas del norte y oeste del país.

Moscú hizo oídos sordos a las críticas de «uso desproporcionado» de la fuerza y acusó a Occidente, en particular, a Estados Unidos de envalentonar y armar al líder georgiano, Mijaíl Saakashvili. La intervención de la Presidencia francesa de la Unión Europea permitió frenar el conflicto el 12 de agosto con la firma de un acuerdo de alto el fuego y retirada de tropas suscrito por Medvédev y el líder galo Nicolas Sarkozy en el Kremlin.

A partir de ese momento, Rusia se sintió cargada de razón para reconocer la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, establecer con ellas relaciones diplomáticas y firmar acuerdos de asistencia en caso de agresión exterior, similares a los que la URSS suscribía antiguamente con los países miembros del Pacto de Varsovia.

El inicio de la retirada

Rusia retiró sus unidades militares de Georgia el 10 de octubre, pero al día siguiente ya comenzó a desplegar tropas regulares en Abjasia y Osetia, que podrían convertirse en meros protectorados militares de Moscú. En las semanas siguientes, Moscú utilizó el argumento de la agresión militar georgiana contra Osetia para criticar la política de seguridad estadounidense, oponerse a la ampliación de la OTAN a su patio trasero y declarar «muerto» el Euroatlantismo.

Como alternativa, Medvédev propuso la firma de un nuevo acuerdo de seguridad europea que ponga fin a la política de bloques, iniciativa que ha sido respaldada por Sarkozy y otros dirigentes europeos. El desafío ruso a Occidente en materia de seguridad no se ha quedado ahí, ya que en su primer discurso sobre el estado de la nación el nuevo líder ruso anunció el despliegue de cohetes tácticos Iskander en el enclave báltico de Kaliningrado.

Esta era la respuesta rusa a los planes de Estados Unidos de desplegar elementos de su escudo antimisiles en Polonia (misiles interceptores) y República Checa (estación de radar), que Moscú considera una «amenaza directa» para su seguridad. En un mensaje para navegantes, Medvédev hizo coincidir ese anuncio con la elección de Barack Obama como nuevo presidente norteamericano el 5 de noviembre.

Además, el Kremlin devolvió a EEUU la moneda de su interferencia en el Cáucaso con las primeras maniobras navales entre Rusia y Venezuela en el Caribe, tradicional zona de influencia norteamericana. Por su parte, los Veintisiete suspendieron en septiembre las conversaciones para la firma de un nuevo acuerdo marco UE-Rusia, pero a principios de noviembre levantaron el castigo, pese a la abierta oposición de algunos de sus miembros.

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