martes, diciembre 3, 2024
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La supervivencia de los «Tres Grandes de Detroit» exige 26.777 millones de euros al Gobierno

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Las tres empresas reiteraron su compromiso con una reducción de los salarios de ejecutivos, la refinanciación de la deuda, concesiones del sindicato, la fabricación de coches híbridos y eléctricos, y la eliminación de algunas marcas.

El consejero delegado de Ford, Alan Mulally, que percibió un salario de 2 millones de dólares (1,58 millones de euros) y una compensación total de 21,7 millones de dólares (17,09 millones de euros) en el 2007, mantuvo su compromiso de ganar un dólar (0,79 euros) al año si le conceden el préstamo. Eso mismo prometió el máximo ejecutivo de GM, Rick Wagoner, en tanto que el de Chrysler, Robert Nardelly, ya percibe este salario.

Además, GM y Ford continuarán sus planes de vender su flota de aviones corporativos.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, advirtió de que la bancarrota del sector «no es una opción» y predijo que habrá algún tipo de intervención. «Creo que habrá una intervención. Una bancarrota pone en desventaja a todos, incluyendo nuestra economía, así es que esa no es una opción», explicó Pelosi a los periodistas.

El dinero, dijo, tendría que salir de nuevos préstamos o del rescate financiero de 700.000 millones de dólares (551.311 millones de euros) ya aprobado para Wall Street, algo a lo que se opone la Casa Blanca. De concretarse un acuerdo, el Senado votaría el plan de rescate automotriz el próximo 8 de diciembre, dijo el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid.

Pero antes los planes pasarán por el tamiz de sendas audiencias el jueves y viernes próximos.

En su conjunto, los «Tres Grandes de Detroit» solicitaron 34.000 millones de dólares en préstamos y líneas de crédito, lo que supera en 9.000 millones de dólares (7.088 millones de euros) la cantidad que han estado negociando los congresistas. Los demócratas exigieron la entrega de los planes antes de estudiar un posible préstamo de 25.000 millones de dólares (19.689 millones de euros).

El primer valiente fue Ford, que solicitó un préstamo de hasta 9.000 millones de dólares, del que echaría mano únicamente si empeora su situación. Ford, que ha registrado pérdidas anuales desde el 2005, espera producir ganancias para el 2011.

Su plan prevé, entre otros elementos, una inversión de 14.000 millones de dólares (11.026 millones de euros) en alta tecnología en los próximos siete años, un aumento en la fabricación de coches pequeños, de vehículos híbridos y de los eléctricos que funcionan con batería.

Los préstamos «servirían como una línea de defensa o una salvaguarda importante contra unas deteriorantes condiciones, mientras implementamos una transformación en nuestra compañía», explicó Mulally.

GM, que detalló su plan en 37 páginas, pidió un préstamo de 12.000 millones de dólares (9.451 millones de euros) y una línea de crédito de 6.000 millones de dólares (4.725 millones de euros) para llegar hasta el 2010 y que usaría si se deterioran las condiciones del mercado.

Ese plan prevé para el 2012 una reducción de la plantilla laboral de entre 20.000 y 31.000 empleados, la posible eliminación de las marcas Pontiac y Saturn, y el cierre de unos 1.750 concesionarios y de nueve instalaciones.

Chrysler solicitó un «préstamo puente» de 7.000 millones de dólares (5.513 millones de euros) para responder a su crisis de liquidez y de capital y para continuar su plan de reestructuración y viabilidad a largo plazo.

La empresa quiere el préstamo a más tardar el próximo 31 de diciembre y afirmó que la ayuda federal, según Nardelli, «la menos costosa de las opciones», servirá de «garantía» para sus abastecedores, clientes y empleados. Chrysler también prevé una reducción sustancial de gastos de operaciones y beneficios para los empleados.

Chrysler espera que, después de hacer un pago inicial de 1.000 millones de dólares (787,59 millones de euros) al préstamo que le conceda el Gobierno, «la compañía tendrá aproximadamente 12.500 millones de dólares (9.844 millones de euros) en efectivo para el 2012, lo que proveerá un cimiento sólido para continuar pagando los préstamos federales».

Los ejecutivos de las tres empresas, que viajaron a Washington en automóvil cuando el mes pasado lo hicieron en aviones privados, nuevamente advirtieron de la situación que afronta el sector, agravada por la crisis financiera global.

Las ventas de automóviles sufrieron una bajada del 37% en noviembre, a su tasa anual más baja en 26 años, debido a la recesión y la congelación de crédito.

El Sindicato de Trabajadores del Sector Automotriz respalda las gestiones de las empresas, al insistir en que, sin la mano amiga del Congreso, GM podría declararse en bancarrota antes de Navidad.

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