Las palabras del dirigente francés llegan después de las presiones de Pekín para impedir este polémico encuentro, que llevaron al Gobierno chino a anular una cumbre con la UE, prevista para principios de diciembre en Francia, y a cancelar una reunión bilateral al más alto nivel en París.
Las últimas amenazas saltaban al plano económico y aludían a sanciones comerciales y a un posible boicot a los intereses franceses, importantes en el país asiático si se tiene en cuenta que, tras la vista de Sarkozy a Pekín a finales del 2007, las compañías francesas obtuvieron contratos por 20.000 millones de euros.
Pero Sarkozy también tuvo este sábado palabras para apaciguar al gigante asiático cuando afirmó que siempre ha considerado que el Tíbet es una «parte de China», a la vez que dejó claro que, en su opinión, el Dalai Lama no lucha por la independencia de esa región.
La presión china y su potencial económico han hecho que los líderes occidentales se lo piensen dos veces antes de reunirse con el Dalai Lama, Premio Nobel de la Paz 1989 y a quien el Gobierno chino considera un peligroso separatista.
Así sucedió el pasado agosto, durante una visita a París, cuando el Dalai Lama tuvo que conformarse con mantener una entrevista sólo con la primera dama francesa, Carla Bruni, y con el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, sin que entonces fuese posible el encuentro con Sarkozy. En aquellos días, las amenazas arreciaban desde China por las dudas del presidente francés sobre su asistencia a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín, celebrados este verano bajo denuncias internacionales por la vulneración de los derechos humanos en el Tíbet.
«Total libertad»
No obstante, Sarkozy quiso recalcar este sábado que nunca ha puesto en duda su decisión de encontrarse con el líder tibetano, ya que, como jefe del Estado francés y presidente de turno de la UE, tiene «total libertad» para decidir su agenda.
Según datos del Ministerio chino de Comercio, los intercambios comerciales entre Francia y China alcanzaron los 18.000 millones de euros de enero a octubre de este año, mientras que en el 2007 supusieron aproximadamente 27.000 millones de euros. Además, unas 2.000 empresas francesas están implantadas en China, entre ellas Alstom, Areva y Carrefour, lo que hace que las relaciones diplomáticas entre ambos países se desarrollen bajo la cautela de no dañar la rentabilidad de esos lazos mercantiles.
El Dalai Lama pidió antes de su conversación con Sarkozy «diálogo» para solucionar los problemas que aquejan al mundo, en una alocución dentro de la conferencia Solidaridad para el futuro, acto clave en la celebración del 25 aniversario de la concesión del Premio Nobel de la Paz al ex presidente polaco Lech Walesa.
La cita de varios líderes internacionales en el homenaje a Walesa en Gdansk, la ciudad donde nació el mítico sindicato Solidaridad y se gestó el fin del comunismo en Europa, sirvió de escenario para el encuentro entre Sarkozy y el Dalai Lama.
China invadió el Tíbet en 1950 y el Dalai Lama huyó al exilio nueve años después, tras un levantamiento frustrado contra el Gobierno chino. Desde entonces ha vivido en la India y viaja alrededor del mundo para promover su causa, mientras continúa siendo reverenciado por el pueblo tibetano y proscrito por las autoridades chinas.