A pesar de sus limitaciones en peso y alcance Pacquiao dio cátedra de boxeo a De La Hoya, su rival más famoso en toda la carrera, que no pudo seguir en el noveno asalto y se fue a felicitarlo con el ojo izquierdo completamente cerrado.
De La Hoya, de 35 años, fue lo que algunos expertos, nada forofos del púgil estadounidense, habían anticipado, que iba a sufrir la peor derrota de su carrera deportiva y así, porque además fue la segunda pelea en la que no pudo concluirla de las 45 que ha realizado como profesional.
«Nada que objetar, mi rival fue superior, se preparó como un auténtico campeón y hay que darle todo el mérito», declaró De La Hoya, antes de irse a un hospital de Las Vegas para asegurar que todo estaba bien con su salud.
La función denominada «Combate Soñado», que se celebró en la Arena Garden del hotel casino MGM Grand, permitió a Pacquiao terminar con un boxeador calificado como una leyenda dentro de ese deporte.
Aunque la pelea se llevó a cabo en la división de los pesos welter, Pacquiao, campeón mundial ligero, de menor peso y tamaño, cumplió con su pronóstico de vencer al «Niño Dorado».
El peleador filipino dominó de principio a fin el combate ayudado por su velocidad de piernas y puños, y por el poder en su castigo.
Pacquiao hizo un boxeo indescifrable para el legendario De La Hoya, 10 veces campeón mundial en seis categorías diferentes, quien no pudo ganar ni uno de los ocho episodios del combate, pactado inicialmente a 12.
El poder de los golpes de Pacquiao fue demoledor después de haber colocado 224 de 585 que lanzo al cuerpo y la cabeza del «Golden Boy», quien también sacó 402 veces los puños pero sólo alcanzó 83 veces el objetivo del campeón mundial filipino.
Más significativo fue todavía los golpes con poder que sacó Pacquiao con 333 para llegar con 195, mientras que De La Hoya se quedó con 164 y 51, respectivamente.
Cuando en su esquina los cuidadores le dijeron a De La Hoya que no siguiese la pelea, el ex campeón del mundo la aceptó y deportivamente se fue a felicitar a Pacquiao, quien la recibió con un «sigues siendo mi ídolo».
A lo que De La Hoya le respondió con el mismo cumplido al decir que «no, tú eres mi ídolo», para luego darle un abrazo en el centro del cuadrilátero.
El peleador filipino apostó a su mayor velocidad y poder de puños, y con un uso impecable de su mano izquierda empezó a dominar a De la Hoya desde el primer round.
El «Niño Dorado», favorito 8-5 en las casas de apuestas de Las Vegas, reaccionó en el quinto episodio, pero Pacquiao con su velocidad y su inagotable condición física, volvió a meterlo en su boxeo y a dominarlo.
Para el séptimo episodio De la Hoya, sorprendido por el tipo de boxeo del filipino, entró en crisis y fue arrinconado en las cuerdas para ser castigado fuertemente.
El ojo izquierdo del también promotor de boxeo, De la Hoya, terminó prácticamente cerrado y morado. En el octavo asalto Pacquiao terminó su trabajo castigando nuevamente a De la Hoya, quien sólo recibía la andanada de golpes del filipino sin responder.
Al término del episodio la esquina de Oscar decidió detener el combate, mientras que los tres jueces le habían dado ganador a Pacquiao todos los asaltos, menos uno que vio a De La Hoya mejor en el primer asalto.
«Simplemente es un gran boxeador», declaró De La Hoya. «No tengo nada mala que decir contra él. Se preparó como un verdadero campeón y tuvo su fruto».
Por su parte, Freddie Roach, el preparador de Pacquiao, que también dirigió hace un año a De La Hoya, dijo que desde el primer asalto ya sabían que tenían controlada la pelea.
«Oscar no tenía piernas, se mostraba muy ansioso y se le podía golpear», explicó Roach, a quien se le quiso culpar cuando De La Hoya perdió otro gran combate, el que disputó contra el estadounidense Floyd Mayweather Jr., y dijo que el ex campeón del mundo no lanzó los puños que necesitaba para ganar el combate.
La crítica de Roach al combate del «Golden Boy» contra Mayweather Jr. quedó magnificada aun más en lo que se vio frente a Pacquiao, que fue todavía mucho más esquivo en el cuadrilátero sino que además tampoco paró de colocar golpes para dejar a De La Hoya siempre fuera de distancia y sin capacidad de reacción.
«Freddie, estás en lo correcto», comentó De La Hoya al preparador al concluir la pelea. «Simplemente no tuve en ningún momento la capacidad de reaccionar y devolverle los golpes a Pacquiao».
Al margen del gran triunfo deportivo, Pacquiao también por primera vez se llevó su mejor bolsa como profesional al tener asegurados 11 millones de dólares, que serán el doble o más los que reciba De La Hoya cuando se contabilicen todas las personas que pagaron 55 dólares por ver la pelea por televisión.
Mientras, para De La Hoya, que fue formó parte de la promoción de la pelea, ahora también le queda la decisión de cual va a ser su futuro dentro del deporte del boxeo, donde lo ha conseguido todo tanto como olímpico, medalla de oro en Barcelona 92, como en el campo profesional.
«Mi corazón me pide que siga boxeando, eso por seguro, pero cuando el físico no te responde, lo mejor es ser inteligente y asegurar cuales los mejores planes de cara al futuro», valoró De La Hoya, que vio como la «Pelea Soñada» se le convirtió en la gran pesadilla.
Después de la pelea, Pacquiao deja su marca en 48-3-2, y 36 fueras de combate, mientras que De la Hoya vio caer su registro a 39-6, y 30 knockouts.