Por ello, abogó por «dar oportunidad al gasto de dinero» porque la alternativa, que es ser «muy cauto» con las inversiones, no es la mejor vía.
Eso dependerá de los planes de los Gobiernos y en ese punto, el economista y periodista estadounidense aseguró que lo más «preocupante es saber qué es posible» hacer.
Especialmente porque la velocidad de la crisis es superior a la velocidad de la reacción de los Gobiernos, tanto de Estados Unidos como de Europa, por lo que es complicado saber si las medidas que preparan llegarán a tiempo.
Si los planes de rescate tienen éxito, entonces se producirán una serie de «situaciones temporales» en las que los Gobiernos controlarán sectores sensibles e incluso se plantearán nacionalizaciones, pero después todo volverá a la normalidad.
Eso dependerá de muchos factores, de los que Krugman resaltó la necesidad de invertir en infraestructuras y el control del déficit.
Si el déficit se mantiene alto hasta un máximo de dos años, entonces la situación se puede manejar, pero si supera ese margen temporal, las cosas se pueden descontrolar, agregó.
Lo que es obvio, hizo hincapié, es que «va a venir un momento duro y no va a ser fácil salir de él», especialmente el próximo año, que será «bastante malo».
Y que afectará como es lógico al comercio mundial, que «es muy sensible» a las fluctuaciones económicas.
En este sentido, Krugman reiteró su opinión de que la nueva Administración estadounidense de Barack Obama no hará nuevos acuerdos comerciales ni movimientos proteccionistas.
«El problema es que esto -la crisis-, ha venido muy rápidamente» y los países no estaban preparados para hacerla frente, pero ahora preparan una serie de planes que deben ponerse en marcha y ver qué ocurre.
Unos planes además que deben sacar lecciones de las grandes crisis mundiales del pasado, que si para algo sirven es para que los Gobiernos no cometan los mismos errores, indicó el profesor de Economía y Asuntos Exteriores en la Universidad de Princeton desde el 2000 y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en el 2004.
Y unos planes que tienen que tener en cuenta además «la situación en la que nos ha puesto el sistema bancario paralelo», que ha perjudicado a la economía en su conjunto.
Porque «no se hizo nada para tener salvaguardas del sistema» ante la actuación de una serie de bancos que no son bancos en realidad ni se rigen por las normas tradicionales.
Preguntado por la crisis de la industria automovilística en Estados Unidos, señaló que no cree que la concesión de créditos sea la solución y reiteró que cree que la estructura tal y como es actualmente, dominada por las tres grandes compañías -GM, Ford y Chrysler-, desaparecerá.
No obstante, indicó que es necesario un «enorme paquete de medidas fiscales» para ayudarles a corto plazo.
Krugamn expuso los trabajos que le han hecho merecedor este año del Nobel de Economía y con los que ha analizado los «patrones de comercio y de la localización de la actividad económica».
Una serie de teorías en las que nadie parecía interesado hace apenas cinco años, dijo Krugman, que aseguró que entonces nadie quería escuchar sus ideas sobre la economía internacional.