Bruselas ha recibido duras críticas de algunos gobiernos, entre ellos los de Francia y Alemania, por su resistencia a autorizar subvenciones a bancos que no corren riesgo de derrumbe, por el efecto pernicioso que podrían generar a la competencia.
Estos países han llegado a acusar a la Comisión de entorpecer la salida a la crisis financiera.
Con esta nueva comunicación, el ejecutivo comunitario admite que puede resultar necesario recapitalizar entidades que, en principio, gozan de una posición sólida, pero deja claro que exigirá garantías para evitar que la ayuda se utilice para mejorar su posición competitiva frente a bancos que no hayan recibido asistencia pública.
Así, el tipo de interés al que recibirán el dinero partirá del nivel fijado por el Banco Central Europeo, más una prima de riesgo en función del perfil de la entidad beneficiaria, el tipo de capital utilizado y los compromisos asumidos por el banco para evitar abusos.
Bruselas quiere que se introduzcan incentivos para asegurar que la ayuda se devuelve lo antes posible, mediante, por ejemplo, un tipo de interés creciente.
La Comisión también exigirá a los países que informen cada seis meses sobre cómo se ha utilizado la ayuda para la recapitalización.