El portavoz del gobierno insistió en que en la citada ronda se «analizará» básicamente la situación actual, habida cuenta que esta es «cambiante» y que por tanto lo acordado unas semanas atrás puede ser susceptible de «nuevas consideraciones».
Rechazó, sin embargo, que el gobierno considere adoptar de inmediato nuevas medidas o que las ya aprobadas no estuvieran fundamentadas en elementos sólidos, como se ha reprochado desde la oposición a Merkel.
«Se trata de una reunión analítica, insisto, previa a las decisiones que puedan adoptarse en la próxima ronda de coalición», insistió Wilhelm, en alusión a la reunión entre los partidos del gubernamentales, a principios de enero.
El gobierno informó la semana pasada de que hasta ahora ha habido 31 consultas, 15 solicitudes concretas y cuatro decisiones en relación con el paquete aprobado a finales de octubre, y cuyo volumen asciende a 480.000 millones de euros.
En total el Fondo Extraordinario para la Estabilización de los Mercados Financieros, como se ha bautizado oficialmente al plan, ha concedido ayudas por valor de algo más de 90.000 millones de euros.
Concretamente, se trata de avales por valor de 85.000 millones e inyecciones de capital por valor de 8.200 millones de euros.
De los 480.000 millones de dotación del fondo, 400.000 millones corresponden a las garantías del Estado y los restante 80.000 millones a inyecciones directas.
Los bancos que soliciten inyecciones directas deben cumplir una serie de condiciones, como por ejemplo, la de limitar los salarios de sus ejecutivos a 500.000 euros al año.
Los empresarios han criticado al gobierno por no optar por el modelo británico que obliga a todos los bancos que no cuenten con un volumen mínimo de reservas a acogerse al plan.
Los industriales consideran que esta fórmula es mucho más eficaz para reactivar el flujo de créditos interbancarios y además para evitar así que se detenga la tan necesaria concesión de préstamos a las pymes.
Wilhelm recordó que el paquete aprobado por el gobierno de Merkel es de mayor alcance que el de otros socios europeos, como Francia, y dijo que los problemas a limar ahora eran básicamente de «implementación» del paquete.