En este sentido, asumió que la evolución económica afectará a las previsiones de ingresos que sirvieron de base a los Presupuestos de 2009 y al déficit previsto para el próximo año.
El vicepresidente señaló que el Gobierno ha asumido un importante esfuerzo de austeridad, con una exhaustivo análisis de los programas de gasto para reducirlo al máximo donde se podía.
En este sentido, reiteró que el Ejecutivo dispone de un margen de maniobra «ciertamente» reducido para elaborar los Presupuestos, ya que sólo tiene capacidad real de gestión sobre el 37 por ciento del gasto no financiero.
Solbes insistió en que las cuentas no son sólo plenamente válidas, sino que son las adecuadas para afrontar el próximo año.
Además, recordó que el Gobierno ha reaccionado con rapidez adoptando medidas para mitigar los efectos de la crisis para aportar certidumbre a los mercados financieros y contribuir a paliar el deterioro de la economía real y el empleo.
Asimismo, subrayó que más del 90 por ciento de las entidades de crédito que cumplían los requisitos han solicitado avales a sus operaciones de financiación, medida gubernamental dotada con 100.000 millones de euros.
En cualquier caso, reiteró que todas las medidas adoptadas por el Gobierno son «excepcionales, inmediatas, específicas, no consolidables y no ponen en peligro la sostenibilidad futura de las cuentas públicas».
Por ello, reconoció que estas medidas junto con el deterioro en la recaudación conllevará un incremento «significativo» del déficit público previsto para 2008 y 2009, si bien, subrayó, este déficit es «coherente» con los compromisos derivados del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Solbes aseguró que los Presupuestos de 2009 son un eslabón más dentro de la política económica del Gobierno en los últimos años con el claro objetivo de acabar con las debilidades de la economía española.
Además, auguró que España saldrá de esta crisis, como lo ha hecho en anteriores ocasiones o más fuerte, porque se afronta con la misma o mayor determinación, con las políticas necesarias y con la protección social que corresponde a una democracia avanzada.
Tras la intervención de Solbes, se debaten los cuatro vetos a las cuentas presentados por el PP, CiU, ERC e ICV-EUIA.
El sistema de voto en el Senado de los vetos a los Presupuestos Generales del Estado, uno a uno, obligará a los grupos que los han presentado a unir sus fuerzas en la votación para asegurarse que alguno de los cuatro salga adelante y sean devueltos al Congreso.
En contra de lo que sucede en el Congreso de los Diputados, donde las enmiendas de la totalidad -equivalentes a los vetos-, se votan conjuntamente, en la Cámara Alta la votación es por separado, lo que significa que el primer veto en ser votado será también el mayoritario, presentado por el PP.
El veto puede prosperar si los cuatro senadores de ERC votan en contra de las cuentas, ya que a esos sufragios se añadirían los de los 123 senadores del PP, los siete de CiU y los dos de ICV-EUIA, lo que sumaría 136, tres más de los necesarios para poder devolver los Presupuestos al Congreso.
En caso de ser aprobado alguno de ellos, se suspendería la tramitación de los Presupuestos en el Senado y se devolvería el proyecto de ley al Congreso.
Si ninguno de los cuatro vetos saliera adelante, el pleno continuaría con el debate y la votación de los treinta y tres vetos parciales a las secciones de los Presupuestos (20 del PP y 13 de CiU), para cuya defensa intervendrán los representantes de los grupos, también de mayor a menor.