Estos resultados «demuestran la gestión prudente y la viabilidad del modelo de negocio de la banca española, que es capaz de conseguir beneficios a pesar del difícil entorno» económico y financiero actual, explicó Villasante, que insistió en que la mora se mantiene en niveles «reducidos».
Como reflejo de la situación económica, en los nueve primeros meses del año, el crédito concedido por la banca española mantuvo su ritmo de desaceleración y creció el 6,5%, hasta alcanzar 1,2 billones de euros, en tanto que los depósitos de los clientes aumentaron el 7,9%, hasta 819.917 millones de euros.
Aunque en estos momentos el negocio crediticio está en «clara desaceleración», la banca española no ha dejado de dar créditos, que han crecido en unos 75.000 millones de euros en comparación interanual, dijo Villasante, que dejó muy claro que prestar es el «negocio central» de la banca y que lo seguirá haciendo.
No obstante, explicó, «está claro que ahora hay menos demanda» y puede ser algo menos solvente, por lo que «es entendible» que los criterios de concesión de créditos de las entidades se endurezcan un poco.
En cuanto a los principales márgenes de negocio de la cuenta consolidada, todos habían crecido por encima del 10% a cierre de septiembre en variación interanual, especialmente el de intermediación -diferencia entre lo que el banco paga por los depósitos y cobra por los créditos- que se elevó el 16,7%, hasta 27.441,34 millones de euros.
Los mayores resultados de entidades valoradas por el método de participación y los obtenidos por operaciones financieras permitieron compensar el retroceso del 4,3% en los ingresos por comisiones netas y de la actividad aseguradora y condujeron a un margen ordinario de 46.797,75 millones, superior en el 10,99% al registrado un año antes.
Asimismo, la contención lograda en los gastos generales de explotación -administración y personal-, que crecieron el 6,5%, menos que los márgenes de explotación y ordinario, permitió que el ratio de eficiencia siguiera mejorando y se colocara en el 39,75%.
En opinión de Villasante, «en un entorno difícil, el control de los costes es vital», al tiempo que destacó la importancia del «alto nivel de eficiencia» alcanzado por la banca española, y más teniendo en cuenta que su modelo de negocio se basa en la banca comercial, que pone el acento en la cercanía al cliente y tiene una red de sucursales muy extensa, con los gastos que conlleva.
Pero toda esta mejoría se vio absorbida por las mayores dotaciones a provisiones para posibles insolvencias de créditos concedidos que fueron realizadas en estos nueve meses, que crecieron el 72% interanual y llegaron a 3.251 millones.
Villasante también insistió en la necesidad de que las autoridades europeas de la competencia se pronuncien «con claridad» sobre las ayudas que los Gobiernos dan a las entidades financieras para evitar que en el sector se produzcan «desequilibrios en la competencia».
Asimismo, reiteró que la banca española «está bien capitalizada» y es solvente, no sólo por disponer de suficientes recursos propios, sino porque su perfil de riesgo es «relativamente inferior» al de otros países, que en ocasiones han precisado del rescate o la recapitalización de sus gobiernos.