«Isabel me dijo en inglés que en una escena quería que actuara como si estuviera en una burbuja, pero esta palabra en inglés, ‘bubble’, se parece a la pronunciación japonesa de «Babel» (como la película de Iñarritu), así se produjo uno de estos malentendidos que yo estoy disfrutando tanto». «Yo me di cuenta de que Rinko había entendido otra cosa», afirmaba Coixet a la hora de la cena: arroz con curry japonés y sopa de bacon para luchar contra el frío.
«Hay un momento en el que uno entiende las cosas, hay un lenguaje corporal, hay un lenguaje de tono y aprendes que cuando los japoneses dicen que están comprobando algo es que no quieren decir que no».
En el escenario de la entrada de un motel en Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, este miércoles se hablaba incluso en el español ficticio que los técnicos habían enseñado a un japonés del departamento de producción para echar unas risas.
Cuando pasó algún taxi con dos amantes como los que interpretan en la película Kikuchi y Sergi López en busca de una habitación en uno de los moteles de la zona, el abnegado nipón avisaba a los españoles señalando al coche con un sonoro «viene un coño».
Grabación en un motel temático francés
La primera escena que se grababa este miércoles era la llegada de los protagonistas a un motel temático francés, el Hotel Bastilla, rodeados por variopintos individuos asiduos de la zona: yakuzas, noctámbulos y hosts, una extraña tribu endogámica de Tokio, jóvenes con el pelo cardado que cobran por dar conversación a los clientes.
Kikuchi, con el pelo negro, los zapatos negros y la gabardina negra, iluminada por los neones rosas, estaba bellísima. Tanto que cuando la directora indicó a López que no debía tocarla cuando se dirigían al hotel, el actor se volvió en un aspaviento gritando en inglés «va a ser muy complicado».
Kikuchi «no tiene complejos» y está «como un tren»
Manoseando el envoltorio de una chocolatina Kikuchi explicaba sus impresiones del rodaje: que Coixet es apasionada como «un cuchillo afilado», que le encantan «los españoles», que si ella viviera en carne propia un amor como el de la película dejaría de actuar.
López se derrite por la actriz japonesa. Dice que es «una bomba», que «no tiene complejos», que «está como un tren», pero los frecuentes comentarios, chascarrillos y conversaciones que ambos actores mantenían entre toma y toma decían aún mucho más.
Kikuchi le corresponde: «Sergi es muy profundo y atractivo», «es muy fácil trabajar con él». Pero la estrella japonesa reservó su más devoto entusiasmo para Coixet.
La película recoge aspectos de Japón que los japoneses no ven
No sabe si Mapa de los sonidos de Tokio será una película japonesa rodada por una occidental o una película occidental rodada en Japón, pero a su juicio la directora catalana capta con su mirada aspectos de Japón que los japoneses no ven.
La propia Coixet resta importancia a este debate porque está acostumbrada a que sus rodajes sean una Torre de Babel y pone el ejemplo de una de las extras japonesas, que se sabe los diálogos de su película Mi vida sin mí.
«Una película hecha por una directora de Barcelona en Vancouver con actores canadienses que le ha encantado a una chica de Tokio. Para ella no es una película española ni japonesa, es su película, y esto es lo que importa».