Zapatero tiene previsto mantener en las próximas horas una conversación telefónica con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para intercambiar puntos de vista sobre algunas de las cuestiones que se van a analizar en esa cumbre.
En ella debe aprobarse un plan para una respuesta coordinada de la UE y de los socios comunitarios a la crisis a partir de las propuestas de la Comisión que establecen que el plan de recuperación suponga un 1,5 por ciento del PIB comunitario.
España valora las propuestas de la Comisión Europea ante la situación económica y financiera y es partidaria de una rápida aplicación de las mismas.
En materia de energía y cambio climático, España apostará por un compromiso europeo en el marco de un acuerdo mundial ambicioso y global.
De igual forma, el Gobierno pretende favorecer un acuerdo con Irlanda que despeje el camino para la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
España no se opone a que se pueda preservar el régimen especial de Irlanda -que ha de convocar un nuevo referéndum sobre este Tratado- en los asuntos de neutralidad, imposición sobre sociedades y aborto, y a que se mantenga un comisario europeo por cada socio comunitario.
Pero al mismo tiempo, Zapatero y el resto de la delegación española pedirán que se preserve el potencial integrador del Tratado de Lisboa para garantizar su eficacia.
Por ello, plantea la posibilidad de que la aprobación de un comisario por país pueda hacerse con algún límite temporal y sujeta a alguna revisión posterior.
Durante su participación en el Consejo Europeo, Zapatero tiene previsto reunirse con sus homólogos de Eslovenia, Lituania y Austria, quienes se ha incorporado recientemente a sus puestos.
Esas reuniones servirán para un primer contacto con ellos por parte del presidente del Gobierno, quien tiene interés en conocerlos personalmente ante la presidencia española de la UE en el primer semestre de 2010.