Se trataría de una protesta pacífica y masiva, continuó Lara, quien cree que ha llegado el momento de converger y de salir a la calle, porque «ya es hora de pasearnos a cuerpo».
Cayo Lara ha asumido la refundación de IU, que llevará a cabo «trabajando, estando con la gente en las manifestaciones y haciendo girar a los sindicatos para que vayan entendiendo que hay que comenzar un camino nuevo». Quiere ser Cayo Lara el coordinador «de todos y todas» y ha apostado por una dirección de Izquierda Unida en la que nadie se sienta excluido.
Por eso, confío en que las «heridas viejas se queden ya como heridas viejas» y que el «bálsamo» se aplique de manera inmediata para que «cicatricen cuanto antes», ya que ha llegado el momento de dejarse de «cuitas internas» y de preocuparse por lo que pasa en el país. Los ciudadanos, continuó, esperan de IU un signo de unidad, de esperanza, de trabajo en común, de debate sosegado y de acierto en las recetas para la clase trabajadora.
Para Lara, en Izquierda Unida ha caído el «agua de mayo» que se esperaba y ha llegado un tiempo nuevo, sin que ello signifique que «lapidemos» el anterior.
«Estafa democrática»
Se refirió además al neoliberalismo que, a su juicio, defienden el PSOE y el PP, y afirmó que la Constitución se incumple porque los derechos a la igualdad o al trabajo, entre otros, son «papel mojado», ya que «sólo se cumplen los derechos de los ricos» y de los «ambiciosos» que han llevado a la «quiebra» a miles de trabajadores y familias.
«Nos están esperando los pobres, los despedidos de su trabajo, los jóvenes hipotecados, los que ansían la igualdad», añadió Lara antes de recordar que su formación lleva treinta años luchando contra una injusta ley electoral que permite que todos los votos «no tengan el mismo valor». IU seguirá luchando, según Lara, contra esta «estafa» a la democracia y no parará hasta que la ley electoral se reforme para que los votos tengan el mismo valor, ya que, de haber sido así, su formación política hubiera logrado catorce diputados en lugar de los únicos escaños que ocupan su antecesor, Gaspar Llamazares, y el dirigente de ICV Joan Herrera.
Las «doce sillas que nos faltan, las ocupan el PP y el PSOE, que no quieren que haya un tercera fuerza política», apostilló.
División interna
Lara, aupado por el PCE, encabezó la lista más votada en la Asamblea Federal que IU celebró el mes pasado, pero no pudo hacerse entonces con el liderazgo y todas las familias de esta fuerza política se dieron una prórroga de un mes para consensuar un nombre.
El acuerdo no fue posible, y hasta primeras horas de este domingo se mantenían tres candidatos para optar al cargo: Lara, el «llamazarista» Eberhard Grosske y el senador Joan Josep Nuet, cabeza de la denominada «Tercera Vía». Tras negociaciones intensas que no dieron fruto a pesar de que se prolongaron hasta minutos antes de la votación y con los periodistas prácticamente como testigos, el sector afín al hasta ahora coordinador general de IU decidió retirar la candidatura de Grosske para que no se les culpara de la división en IU y para no quemar a este líder balear a la espera de otras decisiones futuras.
Por ello, Lara sólo ha tenido como contrincante a Nuet, quien ha logrado un respaldo del 17,35 por ciento de los integrantes de la dirección de Izquierda Unida.
Quienes en principio iban a apoyar al candidato «llamazarista» han optado por el voto en blanco, que ha ascendido al 27,54 por ciento de los 167 representantes del Consejo Político que han participado en la votación (este órgano está formado por 180 personas).
El propio Grosske, tras la votación, destacó que la retirada de su candidatura fue un gesto para facilitar la unidad y que se ha adoptado tras el compromiso de que la política que va a desarrollar IU estará consensuada entre los diversos sectores. «Cayo no era mi candidato, pero es mi coordinador», dijo Grosske, quien ha sido incluido en la dirección de Izquierda Unida como responsable de política municipal.
De los 180 integrantes del Consejo Político, 167 han ejercido su derecho al voto, y de ellos, 92 han apoyado al candidato auspiciado por el PCE, lo que supone el 55,08 por ciento.