sábado, octubre 26, 2024
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Franco esperaba que el Rey fuese «fiel a los principios del Movimiento»

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ARMANDO HUERTA: El libro habla de cómo era Franco a los ojos de su hija, pero ¿cómo es la hija de Franco a los ojos de los autores?

Es una mujer bastante directa. Bastante sencilla y normal en el trato, y generosa. Alguien que no ha rechazado ninguna pregunta y ha trabajado durante muchas horas de preguntas y grabación. Ha sido con nosotros siempre simpática.

Sí, sí. Nos dio una prueba de absoluta colaboración, cooperación y confianza porque no nos pidió después ni revisar los textos de lo transcrito.

Según la hija, Franco «aceptó tranquilamente» que España evolucionaría hacia una democracia, pero esperaba que el Rey fuese «fiel a los principios del Movimiento». ¿Cuál era la ‘hoja de ruta’ que diseñó Franco?

Eso es exagerado decir que evolucionaría hacia una democracia. Él esperaba que España evolucionara… pero hacia qué exactamente, no lo sabía. No deseaba exactamente una democracia, pero entendía que el país iba a evolucionar hacia un régimen más liberal y representativo, pero no necesariamente una democracia.

Franco siempre tuvo ideológicamente una aversión hacia el régimen liberal partitocrático como causa de todos los males principales y fundamentales para España. En ese sentido, y a pesar de que cuando se somete en el año 1966 a referéndum la Ley Orgánica él habla de las bonanzas y virtudes que tiene la democracia, habla en el sentido que le dio a esa categoría política Salvador de Madariaga de ‘democracia orgánica’. Él sabe, evidentemente, que el régimen va a evolucionar porque él mismo ha ido evolucionando con el régimen. Lo que sí que espera es que esa evolución –ese aperturismo político- se preserve dentro del marco de los principios fundamentales del Movimiento, aunque haya participación política. Quizá no [esperaba] posiblemente que derivara hacia un régimen liberal partitocrático o de nuevo cuño constitucional en el sentido en que después derivó. Pero sabiendo que él no lo deseaba, sin embargo en los tiempos en que pudo tampoco lo impidió. Porque conoció y tuvo datos a la mitad de los años 60 de que el régimen iba a ir ahí. Y hay una anécdota en los últimos meses de su vida: Cuando Suárez es vicesecretario del Movimiento tiene una audiencia con Franco y ocurre algo que cuenta mejor el profesor Payne…

S.P.: Tuvo lugar hacia finales de septiembre de 1975, dos meses antes de la muerte de Franco cuando Suárez, que era el hombre escogido para dirigir, que iba a ser la continuidad más directa del Movimiento, iba a presentar su informe a Franco. Y Franco le preguntó si creía posible la continuación del Movimiento como partido político después de la muerte del general Franco (Franco siempre hablaba de sí mismo en tercera persona). Y Suárez le contestó que «francamente no». Entonces Franco le preguntó: ¿Entonces usted cree que España tiene un porvenir inevitablemente democrático? Y Suárez contestó: «Sí». Y Franco se volvió, y no dijo otra palabra.

A.H.: Carmen Franco dice: «Yo soy su hija, pocas sombras le voy a dar», ¿cuál es la mayor sombra que arroja la hija del dictador sobre su padre?

Posiblemente haber asumido el hecho de ser un dictador. No negó tampoco la represión feroz, aludiendo a la violencia de la Guerra Civil y los crímenes de ambos bandos. Había un sentido de la justicia de ‘ojo por ojo, diente por diente’.

A.H.: La duquesa de Franco atribuye a su padre la creación de una clase media «que hoy existe –dice- y antes no existía», ¿qué balance hace ella de los 40 años de dictadura? ¿difiere su percepción de la del español medio?

No. Porque es un hecho objetivable. Evidentemente la clase media es una creación de finales de los años 50 y 60. España vivió antes años de penuria, hambruna, escasez, de régimen de obligada autarquía. España no conoce el Plan Marshall y es un país destrozado por la Guerra Civil. Le cuesta mucho volver a recuperar los últimos datos de renta per cápita de la República. Pero no cabe duda de que hay una evolución en el aspecto social. Es decir, las bases de lo que se define después como ‘estado de bienestar’ se empiezan a poner, parte a mitad de los 40, y durante los años 50, y en pleno desarrollo ya en los años 60, con la tecnocracia. Y naturalmente se crea una anchísima clase media y el país, en general, se desproletariza y se hace un país de propietarios. Con el acceso a la vivienda propia del español medio, obrero, y también teniendo coche, y verano, y luego una segunda vivienda en un sitio de recreo y descanso. ¡Claro que sociológicamente el país cambia muchísimo en ese sentido! Se crea una clase media que no existía.

A.H.: De Franco dice Carmen Franco que «era frío y muy reflexivo», ¿cuál es el retrato robot psicológico que perfila su hija?

Hay un padre inicial que ella conoce… cuando ella dice «yo recuerdo a mi padre cantando zarzuela en el coche». Eso es algo insólito.

Es espontáneo

Es un padre que gasta bromas, que es locuaz, que es dicharachero. Es algo que ratifica también la tía Isabel, una hermana de su madre, hermana de Zita y de Carmen Polo, que pasaba mucho tiempo con ellos. El retrato que hace es el de un Franco persona, el Franco que incluso participa en tertulias literarias y que tiene un papel secundario en una película durante aquellos años ya siendo incluso general del Ejército. Ese Franco locuaz, extravertido, abierto cambia y ella misma lo sitúa cuando vuelve a encontrarse con su padre después de dos meses de ausencia en la rebelión militar. Su madre y ella se van a Francia y regresan el 14 de septiembre, precisamente el día de su cumpleaños. Y le ven en Cáceres. Y ella recuerda –es una niña de 10 años– que el semblante de su padre es el de un padre diferente, distinto. Se había hecho más introspectivo, más introvertido, serio y distante. Entonces empieza a aplicar esa figura, después cuando se le eleva a la categoría de mito como general ganador absoluto de la guerra civil, de Franco enigmático y frío, de mirada que era capaz de atravesar con los grandes silencios a quien se ponía delante de él.

A.H.: ¡Una de las cosas que más me llamó la atención y desconocía es que sus padres estaban separados!¡no lo sabía!

Sí, sí. No hay duda de que Franco, personalmente, reaccionó en contra de todo eso. Y el resultado fue hacer de alguien austero, pero muy entregado a los valores del patrimonio y la familia…

Franco se forja en África. Y se forma independiente. Con poco más de 17 ó 18 años tuvo su primer destino en África. Pero el Franco cadete, que va a la Academia de Toledo con 14 años, cuando le acompaña su padre, cuando se separa ya de su madre, le ha enseñado quizá un signo de austeridad y de dureza. Pero todo Franco lo va a volcar en el afecto y el cariño hacia su madre. Su padre va a ser un enorme y gran desconocido. Y se aleja mucho; su padre era un librepensador, era agnóstico, era una persona que tenía mucha distancia del propio pensamiento después conservador, tradicional y religioso del propio Franco. La identificación está más con la madre que con el padre.

A.H.: El testimonio de Carmen Franco arroja luz también sobre la influencia que tuvo sobre el dictador Serrano Suñer ¡…sobre todo al principio! ¡…y cómo luego se distancian muchísimo!

Sí. Porque a Franco le gustaba siempre depender de algunos amigos o de miembros de su familia. Y había conexiones bastante fuertes. Franco dependía mucho de Serrano en los primeros meses del año 37. En cambio, después había también una cierta ambición política independiente. Serrano habría querido más bien dirigir el Gobierno con Franco como jefe de Estado, y por eso ya por el año 41 hubo ciertos roces. Franco empezó a sentirse más y más incómodo con su cuñado. Sin embargo, el cuñado había llegado a ser una pieza realmente importante en toda la maquinaria del régimen y no era nada fácil desprenderse de él. Finalmente llegó el momento, y en ello puede que influyera también la deslealtad hacia su mujer, la relación que había mantenido con la esposa de un comandante aristocrático de caballería y el nacimiento de una hija ilegítima.

Hay dos aspectos: la parte política y la parte doméstico-familiar. Y posiblemente las dos en ese momento –agosto del 42– confluyen. Hay una pugna, una lucha política, que viene desde el año 41 sobre quien tiene más hegemonía dentro del régimen. Franco había depositado prácticamente toda la responsabilidad política en su cuñado, en Serrano Súñer, y es la época posiblemente de mayor influencia de Falange. Pero los colegas de armas, los que han ganado la guerra, los militares, se mantuvieron siempre en una oposición crítica por la presencia hegemónica, o de mayor influencia, de Falange. Eso le lleva a tener que resolver el conflicto políticamente a raíz del incidente de las bombas de Begoña, que el propio Varela y los militares explotan como un atentado de los falangistas contra el Ejército, contra la figura del ministro del Ejército, que era la figura del general Varela. Algo que no era cierto porque era, en todo caso, una pequeña pugna entre carlistas y falangistas.

Y otro aspecto también es que, después de cinco años, entre el 37 y el 42, Franco había ganado en experiencia. Está más seguro de sí mismo. Puede prescindir de alguien como Serrano porque ya tenía experiencia.

A.H.: Cuando alude la duquesa de Franco a las diferencias entre su padre y su tío afirma que éste era más proalemán…

Eso, sin duda.

A.H.: Dice ella que Franco admiraba a los alemanes, pero no creía que pudieran ganar la guerra, sobre todo si entraba en liza EEUU….

Esto puede ser un poco exagerado por parte de ella. Porque sí creyó por bastante tiempo que iban a ganar la guerra, o a lo menos no estar totalmente derrotados.

Cuando Estados Unidos entra en la guerra, la primera reacción de Franco es decir: «Los aliados han cometido un gran error y EEUU comete un gran error entrando en esta guerra. Estados Unidos va a ser derrotada». Las cosas cambian después de la invasión en Normandía de junio del 44.

A.H.: Y en un momento dado, Carmen Franco asegura: «Ideológicamente, pues sí podría haber ido con Mussolini y Hitler, pero prácticamente no creía en la victoria de Alemania». ¿Qué diferencias y similitudes establece ella entre el régimen de su padre y los fascismos de Italia y Alemania?

Reconoce que sí, que ideológicamente Franco podía entenderse perfectamente con los fascismos en general, con Mussolini que podía tener una mayor identidad personal con el dictador italiano. Y un poco más fría, más distante, con Hitler. Franco esperaba por encima de todo que Hitler, que era el señor y dueño de Europa durante varios años al barrer, con una guerra relámpago al Ejército francés, posibilitara el momento histórico del resarcimiento por la pérdida imperial durante 300 años atrás a costa de Francia e Inglaterra. Y que Hitler fuese quien restituyera a España…

‘El justiciero’

El justiciero histórico a costa de tener de nuevo un gran imperio en el norte de África.

A.H.: ¡Franco valoró la posibilidad de ser secuestrado por Hitler! ¿Esto es nuevo o tengo que leer muchos más libros de historia?

Esto es nuevo. No existía ninguna fuente. No es que Franco creyera que de verdad iba a ser secuestrado, pero que había cierta prevención, algún miedo por si acaso.

Es una precaución

Precaución de hombre astuto

Él era analista, frío y precavido. Porque él va al encuentro con Hitler en Hendaya para verse con un amigo con el que quiere entenderse, y firmar un pacto serio con él. No con quien cree que se puede rebelar en algún momento, y lo puede secuestrar. Sin embargo, él deja establecido un triunvirato, con el general Muñoz Grandes a la cabeza.

En cualquier caso, él creía que se podía llegar a este acuerdo.

A.H

Evidentemente, Franco era monárquico pero, claro, también tenía, por encima de todo, que a él le habían ungido sus colegas de armas general jefe elevado a la categoría de mando único, como después caudillo victorioso. Y no para restituir inmediatamente en el sentido en que la guerra iba a ser el colofón para volver a traer otra vez la monarquía. Aunque eso podían pensar algunos de sus colegas militares, pero como no fue ese el espíritu de la insurrección y la rebelión militar –sino que era para corregir la República– Franco encuentra que no hay un ambiente para restituir la monarquía porque uno de los puntales principales, que era Falange, es republicana, no tiene un corte monárquico. Los carlistas no podían ver la rama liberal de Alfonso XIII y de los herederos, en este caso del príncipe don Juan y, por lo tanto, se afirma en su permanencia en el mando del que no va a ceder. Se lo dice bien claro a don Juan en la entrevista de agosto del 48: «Mi permanencia en el mando es vitalicia y, por tanto, permaneceré por lo menos veinte años más». Después, en la primera entrevista en Las Cabezas en marzo del 54 le dice: «¡Al final los españoles serán monárquicos por necesidad!». ¿Se podía haber entendido con don Juan? Sí. Si don Juan no le hubiese disputado frontalmente el poder. La disputa permanente de don Juan hacia Franco llega un momento en que hace que prescinda de él. Está educando al hijo varón mayor de don Juan, y es después de la boda del príncipe Juan Carlos en el año 62 cuando definitivamente piensa en él ya como sucesor. Ya no es su padre. A éste lo deja descartado.

Ella dice que es una relación de un cierto afecto. Franco encontraba a don Juan como una persona simpática, pero había también las diferencias de tipo estrictamente políticas en cuanto a las posiciones en contra del régimen en algunos momentos de don Juan. Franco le encontró luego muy cambiable. Alguien de quien no se podía fiar. Así que, aunque a nivel personal bastante bien, en cuanto a consideraciones políticas muy diferentes.

A.H.: ¿Cómo fue la relación del dictador con don Juan Carlos, a los ojos de Carmen Franco?

El príncipe Juan Carlos viene aquí con diez años y despierta simpatía como niño en Franco, que le empieza a mostrar afecto, al tenerlo cerca y vigilar muy estrechamente cuál es su educación durante el bachillerato. Después también durante la carrera de las armas, por la que tiene un enfrentamiento con su padre sobre cómo tiene que realizarse esa educación; y después la universitaria. Para él en algún momento llegó a ser –y esto lo corrobora también el rey Juan Carlos– el hijo que él no llegó a tener. Y en algún momento llegó a descargar sobre él ese tipo de afecto.

A.H.: Lo más novedoso del libro es el testimonio de la propia hija del dictador. Las conversaciones con ella ocupan la primera parte. En la segunda ofrecen una semblanza de Franco, ¿qué aporta este perfil del dictador frente a los ya publicados?

Cuenta con una base de datos más amplia que cualquier otro libro sobre Franco de un solo tomo. Porque tiene todos los datos de todos los demás, pero también hemos utilizado de modo exhaustivo los documentos del Archivo Franco y de la Fundación Franco. Y finalmente contamos con otra fuente que es el testimonio de Carmen Franco. Nuestro objetivo ha sido, en cuanto a la semblanza biográfica, el de presentar un perfil equilibrado, objetivo y profesional. Puede ser el estudio de Franco más exacto, más preciso que se ha hecho. Es el más ecuánime y más objetivo.

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