El ministro nipón de Finanzas, Shoichi Nakagawa, dimitirá por comparecer aparentemente borracho tras la última reunión del G8, lo que puede dar el tiro de gracia al impopular Gobierno de Taro Aso cuando Japón vive una profunda recesión económica. Las dificultades de Aso para agotar su mandato hasta septiembre se han agrandado con el escándalo del ministro Nakagawa, uno de sus más cercanos aliados y que hoy anunció, aconsejado por sus compañeros, su dimisión para no ahondar la crisis de gobernabilidad. Con unos índices de popularidad menores al 10 por ciento y el país sumido en la mayor recesión de los últimos 35 años, la torpe aparición de Nakagawa este sábado en Roma para hablar de las medidas de estímulo, medio dormido, con dificultades para articular palabra y el pelo revuelto, no llegan en un buen momento.