Según las informaciones publicadas por el rotativo, que no citaba fuentes, GM y Opel preparaban un plan para declarar insolvente a la filial alemana del gigante automovilístico estadounidense y había contratado los servicios con tres bufetes de abogados especializados para ello: Baker & McKenzie, Clifford Chance y Wellensiek.
El portavoz de GM Europa aseguró que la compañía había contratado a esas compañías para que evalúen los posibles efectos de eventuales medidas para reestructurar la empresa automovilística alemana.
Por su parte, la edición digital de la revista Focus citaba de forma anónima a miembros del Gobierno alemán quienes aseguraban que Opel nunca pagó impuestos en Alemania porque transfiere sus beneficios a la empresa matriz, algo de lo que GM se habría estado aprovechando. «No puede ser que los contribuyentes alemanes vayan a salvar una empresa que transfiere sus beneficios a Estados Unidos», aseguró el político cristiano demócrata Michael Fuchs.
El portavoz de la filial europea de GM no quiso comentar estas declaraciones, y se limitó a recordar que el constructor estadounidense había invertido varios miles de millones de euros en la expansión de Opel en cuatro ciudades alemanas, entre ellas la fábrica de Ruesselsheim, cerca de Fráncfort, donde Opel tiene sus oficinas centrales.