España llegó a este choque con la imperiosa necesidad de lograr la victoria tras saldar sus dos primeros encuentros con un triunfo ante Chipre y una derrota frente a Ucrania.
Y el equipo de Valero Rivera arrancó con fuerza y llegó a situarse con un claro 0-4 a su favor a los seis minutos de juego ante un equipo que en los primeros compases propuso pocos argumentos tanto en defensa como en ataque.
Sin embargo, el fulgurante inicio español se quedó en nada en los siguientes minutos. España empezó a fallarlo todo, mientras que los lituanos fueron poco a poco creciéndose. Sólo el guardameta del Ciudad Real José Javier Hombrados destacaba entre los españoles.
El ataque español perdió toda fluidez, incluso en los instantes en los que disponía de superioridad numérica por las exclusiones rivales. Los de Valero Rivera ni siquiera sacaban partido de los lanzamientos desde siete metros, de los que sólo convirtieron en gol uno de los cuatro de que dispusieron en los primeros treinta minutos.
Los lituanos fueron remontando hasta igualar a seis tantos a los seis minutos. Y se pusieron por delante por primera vez a los 18 (8-7) para llegar al descanso con uno arriba (12-11). Los lanzamientos españoles acababan en los palos o se estrellaban en el portero del Amicitia de Zúrich Arunas Vaskevicius (13 paradas en la primera mitad) o se marchaban claramente fuera.
La máxima desventaja
La segunda parte arrancó como acabó la primera. Lituania seguía acertando con la portería, mientras España no encontraba con la fórmula para superar a Vaskevicius o volvía a toparse con los postes. Así, los lituanos llegaron a situarse hasta con tres goles a su favor (15-12).
Hasta que llegó la irrupción en el juego de Iker Romero mediada la segunda parte. El barcelonista cargó sobre la espalda todo el peso del equipo español y lideró el inicio de la remontada española con cuatro tantos seguidos que devolvieron la iniciativa en el marcador al equipo de Valero Rivera, que hasta ese momento no atinaba con la fórmula (15-16).
A partir de ese instante el partido empezó a romperse hacia el lado español, que arregló de un plumazo y a base de la garra de Romero lo que hasta ese momento eran continuos fallos en ataque y desajustes defensivos.
El casi infranqueable Vaskevicius empezó a encajar goles y los españoles llegaron a disponer de una máxima venta de siete tantos (21-28), que se quedó en seis con el 22-28 final. España jugará su cuarto partido del Preeuropeo el domingo que viene contra Holanda.