El presidente del BM advierte de que cien millones de personas volverán a la pobreza y la vida de entre 200.000 y 400.000 niños corre peligro por efecto de una crisis económica que, según él, no debe combatirse con proteccionismo.
«Asistimos a episodios que llevan a un repliegue, a políticas aislacionistas, a proteccionismo. Todo eso puede hacer que los problemas económicos sean aún más difíciles de resolver», subraya.
«En realidad ya hay 47 países que han aprobado medidas de cierre. No siempre violan los acuerdos internacionales, quizá hacen lo que (el primer ministro británico) Gordon Brown llama proteccionismo financiero: un cierto gobierno da una ayuda a los bancos pero les lleva a usar el dinero en el país», añade.
Según el presidente del BM, los planes de relanzamiento de las economías que promueven los gobiernos no sirven de nada sin el saneamiento de los bancos.
«Sin el saneamiento de los bancos, es como una inyección de azúcar en la sangre -apunta-. Durante un poco de tiempo activa el sistema, pero si el crédito permanece congelado pierde el efecto multiplicador. El sistema financiero es la sangre de una economía moderna y hasta que no consiga hacerla circular, no habrá vida».
«Si la deuda pública es elevada, ampliar el gasto puede ser contraproducente», agrega.
Sobre la posibilidad de que se produzca un terremoto financiero en la Europa oriental como consecuencia de la crisis, el presidente del BM cree que cada país es distinto y que hay algunos como República Checa, Eslovenia y Eslovaquia que están mejor situados que otros ante la actual coyuntura.
«La historia demuestra que Europa resiste o cae toda en conjunto. Veremos cuántos recursos harán falta, por ahora veo que ha habido un aumento sustancial por parte de la Unión Europea. Un punto clave sobre el que trabajamos es el apoyo al sector bancario», afirma Zoellick.
«En seis países de la Europa centro-oriental operan doce grandes bancos: italianos, alemanes, austríacos, franceses y suecos. Todos tienen un papel decisivo», comenta.