La fiscal también explicó que uno de los aspectos más «espantosos» del cautiverio de Elisabeth fue la «incertidumbre de no saber cuándo (Fritzl) bajaría y la violaría ante los ojos de sus hijos».
En el inicio del proceso judicial, que se prevé que dure cinco días, Fritzl se declaró culpable de incesto y «parcialmente» de violación, así como de privar de libertad a tres de sus hijos-nietos, que hasta el año pasado habían vivido con su madre sin ver la luz del día. De lo que Fritzl se declaró no culpable fue de asesinato, cargo presentado por la Fiscalía cuando la Policía averiguó que uno de los hijos-nietos que tuvo con Elisabeth falleció a los pocos días de nacer. Según las autoridades, el bebé podría haberse salvado si hubiera recibido asistencia médica. Fritzl arrojó su cadáver a una caldera.
Un juicio justo
Por su parte, el abogado defensor, Rudolf Mayer, criticó la imagen de «monstruo» que han transmitido los medios de comunicación sobre Fritzl, por lo que pidió al jurado que dejen a un lado sus emociones para que su cliente pueda tener un juicio justo.
Además, alegó que Fritzl demostró que se preocupaba por el bienestar de todos sus hijos, ya que trasladó al hospital a uno de ellos, Kerstin, de 19 años, cuando enfermó el año pasado. Fue entonces cuando el caso salió a la luz, ya que los médicos alertaron a la Policía al descubrir que la joven sufría una enfermedad relacionada con el incesto.
Si es hallado culpable de asesinato, el jurado de ocho miembros del tribunal de St Poelten, cerca de Viena, podría condenarle a cadena perpetua o a entre a 10 y 15 años de prisión. El veredicto se espera para este viernes.