La encuesta del instituto Ifop, según la cual un 78 por ciento de los franceses considera justificada esta protesta, un porcentaje no alcanzado en diez años.
Las huelgas se dejarán sentir sobre todo en las administraciones y en los servicios públicos, y en el caso del transporte la compañía ferroviaria SNCF ha calculado que con un 30 por ciento de huelguistas -aquí el paro se inicia este miércoles a las 20.00 hora local- podrán funcionar el 60 por ciento de los trenes de alta velocidad, el 45% de los regionales y el 40% de los cercanías.
En las líneas internacionales entre Francia y España sólo se mantiene el talgo entre Madrid y París la próxima noche, pero no así lo inverso, y tampoco funcionarán los que conectan Barcelona con París, Zúrich y Milán, en uno y otro sentido.
Ambiente caldeado
Por si fuera poco, el ambiente se ha ido caldeando en los últimos días con el anuncio de nuevos planes de reestructuración en empresas como Continental, Sony o Total, que van a suprimir cientos de empleos, a lo que se sumó ayer la presidenta de la patronal MEDEF, Laurence Parisot, que denunció la «demagogia» del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Bernard Thibault.
Parisot opinó que la convocatoria de mañana «no es la respuesta» a la situación porque «si se trata de decir lo descontentos y lo inquietos que estamos, nosotros en la patronal también lo podemos hacer».
El Gobierno conservador está en el centro de las críticas de los sindicatos, sobre todo después de que el primer ministro, François Fillon, advirtiera la semana pasada de que para evitar un agravamiento del déficit público no habrá nuevas partidas en ayudas sociales, tras las concedidas el 18 de febrero en respuesta a la huelga del 29 de enero.