Benedicto XVI entró en el estadio en medio de la euforia de los presentes, que le acogieron con cantos y músicas típicamente africanos, mientras jóvenes ataviadas con vistosos vestidos, muchos de ellos confeccionados para la ocasión con fotos del Papa, ondeaban al viento pompones blancos.
El Papa recordó que este jueves es su onomástica (se llama Joseph) y resaltó que San José es el modelo de los padres de familia, a los que animó a dar lo mejor de si mismos a sus hijos y «a respetar a sus esposas». Les exhortó a transmitir a los hijos los valores humanos y espirituales recibidos para que reconozcan a Dios y puso en guardia a los africanos ante «tantas personas sin escrúpulos que intentan imponer el reino del dinero despreciando a los más indigentes».
África está en peligro si no reconoce a Dios. No dejaros seducir por falsas glorias y falsos ideales. Creed y seguir creyendo en Dios. Cristo es el único camino de vida», afirmó el Papa.
Problemas de las familias
El Pontífice repasó la situación de la familia y dijo que esta institución también sufre en África, como en el resto del mundo, «un periodo de dificultad», pero que con la ayuda de Dios lo superará.
Entre los problemas de la familia señaló que algunos valores tradicionales han sido alterados, que las relaciones entre generaciones se han modificado de una manera que no favorece a la transmisión de los conocimientos de los antepasados, se asiste a un éxodo rural hacia las ciudades y la calidad de las relaciones familiares se ha mermado.
«Desarraigados y más frágiles, los miembros más jóvenes buscan remedio a sus males refugiándose en paraísos efímeros y artificiales importados de quien se sabe que no llega jamás a asegurar al hombre una felicidad duradera», denunció el Papa.
Condena del aborto y la eutanasia
Benedicto XVI animó a los fieles a acoger la vida como un regalo de Dios y tras afirmar que un niño es una «bendición» dijo, en un clara condena del aborto y la eutanasia, que «cada ser humano, incluso el más pequeño y pobre está creado a imagen y semejanza de Dios. El debe vivir. La muerte no debe prevalecer sobre la vida. La muerte no tendrá nunca la última palabra».
Echando mano de la figura de San José, del que dijo «dio a Dios la mayor prueba de confianza ante una anuncio tan sorprendente (que su esposa María había engendrado por obra del Espíritu Santo)», el Papa pidió a los esposos que respeten a sus esposas, a los novios que respeten al futuro cónyuge y a los consagrados el celibato. «El matrimonio y la virginidad son los dos modos de expresarse y de vivir el único misterio de la Alianza de Dios con su pueblo», manifestó.
El Pontífice animó a los jóvenes a no perder la esperanza y a no rechazar la vocación religiosa si les llega y tuvo palabras de consuelo para los niños sin padres, abandonados en la miseria y en las calles, a los maltratados y víctimas de abusos y a los reclutados a la fuerza por grupos militares «que azotan algunos países».
Más católicos en África
Concluida la misa, el Papa entregó a los presidentes de las Conferencias Episcopales africanas el Instrumentum laboris (documento de trabajo) del II Sínodo para África, que se celebrará en octubre próximo en el Vaticano. Este segundo Sínodo se celebra 15 años después del primero, en un momento de gran vitalidad y dinamismo de la evangelización africana, subrayó el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo.
Los católicos han aumentado en África un 3,1 por ciento y según datos del Vaticano, en el 2050 tres naciones africanas estarán entre los diez países católicos más grandes del mundo: la República Democrática del Congo (97 millones de católicos), Uganda (56 millones) y Nigeria (47 millones).