El duelo, intenso, de calidad y jugado de tú a tú, arrancó con una temprana doble falta de Nadal que propició la primera bola de «break» para su rival, aunque el mallorquín pudo darle la vuelta a la situación y no llegó la sangre al río.
Roddick, poderosísimo y con una confianza ciega en su servicio, se mostraba imparable, pero el español respondía incluso con juegos en blanco.
La igualdad se mantuvo hasta el empate a tres juegos. Entonces, dos restos antológicos del número uno del mundo facilitaron la rotura de servicio al norteamericano, clave en la consecución del primer set.
El encuentro se le puso muy de cara al español con un nuevo «break» al comienzo de la segunda manga (2-1); Roddick contestó con la misma arma y Nadal volvió a emplearla, certificando el cuarto punto con un impresionante revés (4-3).
A punto estuvo el número siete del mundo de volver a romper el servicio al español, pero dejó pasar la oportunidad, al igual que hizo Nadal, que pudo llevarse el partido asegurando el servicio.
Falló y crecieron las esperanzas de Roddick, que se aseguró el «tie-break», pero desperdició dos bolas consecutivas con su saque.
Con 3-2 a favor en el desempate, Nadal apretó. Un resto defectuoso de su rival, un saque directo a velocidad endiablada y otro golpeo flojo del norteamericano le dieron el puesto en la final.
Mañana le espera Murray, ante el que ha jugado en siete ocasiones y ha ganado cinco veces, pero el escocés se llevó los dos últimos duelos.