Las cifras de incremento del paro del mes de febrero han caído como una losa en Francia: el numero de parados de tipo «A» (aquellos que no han trabajado un sólo minuto durante el mes de referencia y que han buscado un nuevo empleo de manera activa), aumentó en casi 80.000, con lo cual es ya el décimo mes consecutivo que la economía gala destruye empleo. En enero, las oficinas del paro ya habían registrado 104.000 nuevas solicitudes de empleo, con lo cual suman ya este año 184.000, que representan las dos terceras partes de la destrucción de empleo prevista por el Gobierno para todo el primer semestre.
Francia cuenta pues actualmente con 2,384 millones de parados (9,2%), pero la cifra total alcanzaría los 3,4 millones, incluyendo pues los parados de tipo «B», que son aquellos que han tenido una actividad laboral mensual superior a 78 horas. Lo cierto es que, no obstante, las 1.000 medidas contra la crisis que fueron ya aprobadas por el Gobierno conservador galo, con una inversión pública de 26.000 millones de euros, el incremento anual del paro alcanza el 8,6%, principalmente por los despidos debido a motivos económicos (+31,4%). Entre los jóvenes con menos de 25 años, el incremento anual del paro es del 32%.
Además, según el Instituto de Estudios Económicos (Insee) la crisis mundial tendrá un impacto negativo en Francia muy superior al previsto hasta ahora, con un recorte de 4,3 puntos en el PIB del 2009. La economía francesa tendría pues un comportamiento más negativo que el previsto en España y en Italia, por ejemplo, pero no tanto como en los principales «motores económicos» del Planeta: las estimaciones del Insee apuntan recortes de crecimiento del 7% en Japón, del 5,5% en Estados Unidos y en Alemania, y del 5,1% en el Reino Unido. A nivel mundial, Insee prevé una contracción económica media del 5,6%.
Pese a que la revisión al alza del impacto de la recesión sea una tendencia general, el gobierno galo mantiene su previsión de contracción económica para este año en sólo 1,5%. «Los últimos tiempos todas las previsiones a uno o dos trimestres de distancia han fracasado», recuerda la ministra de Economía Christine Lagarde. Según ella, existen grandes posibilidades de que Francia empiece a recoger ya los frutos de las medidas de relanzamiento económico a favor, sobre todo, de las empresas, mientras los sindicatos, la oposición y la opinión pública reclaman a gritos medidas en favor del consumo y mejorar el poder adquisitivo.
El más optimista, pues, es Patrick Devidjan, que fue llamado al gobierno por Nicolas Sarkozy, con el rango de ministro, para dirigir el plan de relanzamiento económico. Según él, por lo menos la mitad de las 1.000 medidas aprobadas y de los 26.000 millones de euros de inversión prevista han pasado ya de la fase de preparación a la de ejecución, con lo cual sólo habría que esperar ahora unos pocos meses, no más allá de septiembre, para asistir a la recuperación progresiva de la economía nacional. Patrick Devidjan calcula que la suma total inyectada en la economía alcanzara los 80.000 millones de euros (4% del PIB).
Sólo así se explicaría, según los expertos económicos del gobierno, que pese a la «guerra económica» y al fuerte incremento del paro, los franceses no hayan visto todavía mermar su poder adquisitivo. Al contrario, los últimos datos del Insee apuntan a un incremento significativo del 0,9% (similar al del ultimo año), por la mejora de las prestaciones sociales (jubilación, ayudas a la familia, cobertura del paro), por la devolución de dos terceras partes del impuesto sobre la renta a unos 6 millones de hogares modestos, por el pago de la prima de solidaridad activa (PSA) a 3 millones de familias con ingresos mínimos del trabajo, etc.
Eso es, quizás, lo que hace que Nicolas Sarkozy se muestre inflexible ante las jornadas de paro y de manifestaciones organizadas por los sindicatos a escala nacional, con vista a un cambio de las prioridades económicas del gobierno. Pero en lo que el presidente galo está en perfecta sintonía con la opinión publica, ante la gravedad de la crisis, es que considera «inadmisible» y hasta «indecente» que algunas grandes empresas que reciben ayudas del Estado para mantenerse a flote, se dediquen a lanzar planes millonarios de stock options, de bonus y de acciones gratuitas para sus máximos dirigentes.
Fue solo ante la presión política del gobierno y de la oposición, y ante la cólera de la opinión publica, que grupos como Société Générale (SG), BNP Paribas, etc., han tenido que retirar las stock options que habían aprobado para su alta dirección. Pero Sarkozy no descarta llegar mas lejos: ante la pasividad de la patronal Medef, cuya presidente Laurence Parisot mantiene que «no tiene los medios ni la voluntad» de poner límites a la remuneración fija y variable de los dirigentes de las empresas, el presidente galo está siendo presionado por su propia mayoría para solucionar el problema utilizando toda la fuerza de la ley.
Con la popularidad mermada por la crisis, Sarkozy tiene pues que mostrarse muy firme contra los abusos de las empresas, para mantener el control de la situación y evitar un «incendio social». Así, tras criticar muy duramente las stock options de SG, ahora pone también en la picota la empresa Valeo, que pagó a su expresidente Thierry Morin una indemnización de 3,2 millones de euros. Y lo mismo ocurre con GDF Suez, que regaló a sus dos máximos responsables un plan de stock options valorado en más de 10 millones de euros, provocando con ello una huelga de sus trabajadores.