De esas conversaciones con las centrales sindicales tiene que salir, en opinión del presidente de British Airways, un compromiso que permita adoptar «un cambio permanente» de mentalidad empresarial y garantizar «nuestra supervivencia a largo plazo».
Las posiciones están lejanas, sobre todo entre la empresa y los pilotos y el personal de cabina, que no quieren renunciar, ni siquiera temporalmente, a una serie de beneficios laborales porque temen que la empresa no se los devuelva una vez superada la crisis.
Walsh subrayó que ni siquiera las soluciones temporales son suficientes y señaló que se trata de hacer frente «al mayor desafío que ha afrontado nunca nuestra industria».
«Nuestra supervivencia depende de que logremos reducir costes permanentemente y que lo hagamos con rapidez», argumentó.
Hace dos semanas, BA anunció pérdidas antes de impuestos durante el último año financiero (de abril a marzo) por valor de 401 millones de dólares, una cifra sin precedentes que contrasta con los 922 millones de libras que había ganado en el ejercicio anterior.