El viceportavoz del Gobierno alemnán, Thomas Steg, recordó que el acuerdo alcanzado entre General Motors (GM) y Magna no es vinculante mientras se trate de un preacuerdo («memorandum of understanding«), como es el caso, lo que posibilita a los potenciales inversores seguir presentando ofertas mejoradas.
El ministro de ministro de Desarrollo Económico italiano, Claudio Scajola, dijo ayer estar «convencido» de que las cartas están «por jugarse», en referencia a que el grupo automovilístico italiano Fiat todavía tendría posibilidades de hacerse con Opel.
«Quizá en los próximos meses se reabrirá el asunto Opel. El plan industrial de Fiat es el mejor. La primera decisión del Gobierno alemán y de General Motors ha tenido carácter financiero y ha estado condicionada por el clima político en Alemania», aseguró Scajola.
Steg subrayo este viernes, no obstante, que la impresión del Gobierno es que las negociaciones entre el grupo estadounidense y el fabricante de componentes austríaco-canadiense Magna van por buen camino y se desarrollan en un ambiente «constructivo».
Magna se ha propuesto firmar un contrato definitivo hasta septiembre.
El Estado alemán concedió el lunes a Opel una primera partida de 300 millones de euros de la línea de créditos por valor de 1.500 millones que ha ofrecido como ayuda transitoria.
Los planes de Magna contemplan hacerse con el 20% de Opel, lo que sumado al 35% de sus socios rusos, el fabricante GAZ y el banco Srebobank, sumaría una mayoría del 55% de las acciones. Otro 35% quedaría en manos de GM y el diez restante se repartiría entre los trabajadores.
Fiat mantiene el interés
Desde Fiat, Marchione afirmó a los medios italianos que «el interés permanece, no depende de nosotros».
El consejero delegado comentó también este viernes el comunicado del 29 de mayo, en el que Fiat anunció que no iba a participar en la reunión sobre Opel organizada por el Ejecutivo alemán para ese día y dijo que en esa ocasión el grupo ya dejó claro su posición.
En la nota, Fiat explicó que la compañía mantenía su compromiso con el fin de intentar encontrar vías para satisfacer las peticiones de General Motors y del Gobierno alemán, pero que la emergencia de la situación no podía forzar a la empresa a asumir «riesgos inusuales».
Aquel día Marchionne declaró que las cuestiones surgidas en las últimas fases de la negociación sobre Opel habían sorprendido negativamente a Fiat, ya que no habían sido informados de ciertos datos e informaciones financieras clave que consideraban esenciales para formular una oferta de fusión seria.
Marchionne se refería así a la petición que General Motors planteó el miércoles 27 de mayo, de una financiación adicional de 300 millones de euros, a añadir a los 1.500 millones de avales previstos por Berlín.