«El autor intelectual, el agitador y cobarde ha huido, seguramente buscando que lo protejan en Bolivia, pero la mano de la justicia tiene que llegar sobre él y los autores materiales de la masacre», apuntó la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas.
«Es una información que nosotros hemos recogido; esta fuga se habría dado hacia el sur, evidentemente buscando protección en un país donde siente que lo puede proteger y guardar», aseveró.
Por su parte, el portavoz del Gobierno boliviano, Iván Canelas, dijo no tener información de que Pizango se encuentre escondido o refugiado en su país.
Tanto Aidesep como el Gobierno peruano se acusan mutuamente de la responsabilidad en la ola de violencia desatada ayer, cuando la policía intervino para desbloquear una carretera vital en la región del Amazonas en el punto llamado «Curva del Diablo», y en los dos casos se cruzan acusaciones de desinformación.
Aidesep asegura que los nativos muertos en las refriegas de ayer son no menos de treinta, y su portavoz Shapión Nonego Sesén, que admitió desconocer el paradero de Pizango, denunció que al mediodía de hoy «muchos cadáveres» seguían sin ser retirados de las afueras de Bagua.
Pero el hecho que más ha indignado al Gobierno ha sido el posterior secuestro de 38 agentes de policía que intentaban desalojar una estación de bombeo en Imazita, ocupada por los indígenas.
El Gobierno indicó hoy que nueve de esos policías fueron «asesinados a sangre fría» por los indígenas, aparentemente antes de que se produjera el operativo de rescate, cuando los rehenes dialogaban con sus captores en busca de una solución.
Hay además un agente herido de gravedad, tres desaparecidos y 25 que han sido rescatados, según el jefe de la Policía Nacional del Perú, José Sánchez.
Sin embargo, la situación hoy es tranquila tanto en Bagua Chica como en El Milagro, dos de los epicentros de la violencia en la jornada del viernes, según dijeron a EFE habitantes de la zona.
Desde las 15.00 hora local (20.00 GMT) y hasta las 06.00 de la madrugada (11.00 GMT) rige en la zona el toque de queda y sólo la policía patrulla por las calles, según los primeros canales de televisión llegados a la zona, que mostraron calles vacías.
Ane Marie Cuq, una seglar que dirige una organización jesuita de ayuda local, aseguró a EFE que la policía ha embarcado a varios grupos de indígenas de vuelta a sus comunidades: cuando encuentra en Bagua a quien no es vecino de allí, lo sube en un camión y los traslada a Ciriaco, punto de acceso de numerosas comunidades en la selva más profunda.
Sin embargo, Cuq señaló que hay varios dirigentes indígenas locales que están refugiados y escondidos entre familias locales de El Milagro, donde están recibiendo vestido y alimento de la población local.
Así lo confirmó una fuente de la parroquia de Bagua Chica, que explicó que el sacerdote Jesús Matanza salió esta mañana hacia El Milagro para prestar socorro a los líderes indígenas escondidos.
El presidente Alan García emitió hoy una declaración en la que consideró que los sucesos de ayer responden a una «agresión cuidadosamente preparada contra el Perú», en la que no son inocentes la interrupción del transporte de petróleo y gas desde la selva hacia la costa.
Achacó la ola de violencia a «políticos que predican fórmulas extremistas, que no han tenido eco en la población de las ciudades (…), movidos por apetitos electoreros», en aparente alusión al Partido Nacionalista Peruano de Ollanta Humala, el más importante de la oposición peruana, único grupo parlamentario que ha mostrado su abierto respaldo a las movilizaciones indígenas.
La organización Aidesep, aunque descabezada de Pizango y de otros dirigentes también en paradero desconocido, sostuvo hoy que no piensan cesar sus protestas, aunque llamaron a la calma a sus seguidores a «no poner en peligro la integridad física» de sus oponentes, según dijo su portavoz Nonengo. EFE