En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Salgado adelantó que el Gobierno calcula que las cuentas del Estado cerrarán este año con un déficit del 8,1% del PIB.
Tras la rueda de prensa, la ministra de Economía y Hacienda explicó a un grupo de periodistas que si se cumplen los déficit en los que pueden incurrir las comunidades y los ayuntamientos, del 1,5% en el primer caso y del 0,3% en el segundo, el saldo negativo del conjunto de las Administraciones se elevará al 9,5% del PIB, y sólo la Seguridad Social tendrá un saldo positivo, del 0,4% del PIB.
Asimismo, el Consejo de Ministros aprobó este martes el techo de gasto para los Presupuestos Generales del Estado de 2010, que será de 182.439 millones, un 4,5% menos que en 2009, y prevé un déficit del conjunto de las Administraciones Públicas del 7,9% del PIB para el próximo año, nueve décimas por encima del anteriormente previsto. Asimismo, el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas será para 2011, del 5,2% y en 2012, del 3%.
El Gobierno tiene una previsión de ingresos para 2010 de 121.360 millones de euros, que al ser menor que los gastos hará que las cuentas incurran en un déficit del 5,7% para la Administración central, mientras que el límite de gasto en términos de contabilidad nacional deberá situarse en 181.624 millones.
Este déficit de la Administración central se reducirá hasta el 3,5% en 2011 y al 2% en 2012.
Para las comunidades autónomas, el Gobierno considera que en 2010 el déficit será del 2%, en 2011, el 1,7% y en 2012, el 1,3%.
En cuanto a las entidades locales, se prevé un déficit del 0,4% en 2010, el 0,3% en 2011 y el 0,2% en 2012.
Para la Seguridad Social, se estima un saldo positivo del 0,2% del PIB en 2010, del 0,3% en 2011 y del 0,5% en 2012.
El Gobierno señala que el déficit más significativo en los tres años corresponde a la Administración central, debido, a su juicio, al mayor esfuerzo en la adopción de las medidas más importantes para paliar la crisis.
Por ello, insiste en que el déficit se genera principalmente por las medidas de impulso fiscal y por el funcionamiento de los estabilizadores automáticos, tanto por el lado del ingreso como por el del gasto.