«Si el hecho de ser miembro de la eurozona es únicamente responsable en parte del sobrecalentamiento económico en Irlanda, Grecia, Portugal y España, dificultará que estos países sobrelleven los resultados de la pérdida de competitividad. El índice de paro en España ya es el más elevado de la zona euro y probablemente suba aún más. ¿Si el desempleo en España alcanzara el 20%, echarían los votantes la culpa al euro? Ahora España necesita otros mecanismos de ajuste: sueldos más bajos que restauren la pérdida de competitividad de las empresas y un mercado laboral flexible que acelere el flujo de trabajadores de sectores como el de la construcción, que alimentó un ‘boom’ incentivado por la demanda doméstica, a empresas de exportación que pueden generar ingresos que alivien la deuda española. Esta transición sería muy dura aún en las mejores circunstancias. España posee uno de los mercados laborales más rígidos del mundo desarrollado. El temor es que España se estanque en tanto que otras economías empiecen a recuperarse».