Como han acordado las autoridades de Brasil y Francia, a cargo de las búsquedas, los primeros que supieron sobre las pocas o nulas esperanzas que restan fueron las personas más cercanas a las víctimas, que en su mayoría están concentradas en un hotel de Río de Janeiro. «Se le ha informado a los familiares de las víctimas que no todos van a recibir los cuerpos de las personas que estaban a bordo del avión», dijo Cardoso en una rueda de prensa en la ciudad de Recife, donde está uno de los puestos de mando de la operación de rescate. Hasta este jueves, han sido recuperados 41 cadáveres, a los que se suman tres nuevos cuerpos más, que han sido traslados a suelo brasileño para iniciar el complejo trabajo de identificación, que, según han admitido fuentes oficiales, será lento y complicado, debido a que se trata de restos que han pasado más de una semana en alta mar.
No obstante, Cardoso explicó que navíos franceses que operan en la zona de búsqueda han «avistado» otros cuerpos, aunque no supo precisar cuántos ni si existen posibilidades reales de rescatarlos. Los navíos y aviones franceses que participan en la operación se han concentrado en aguas de Senegal, hasta donde se cree que las corrientes marítimas han llevado muchos de los cadáveres y parte de los destrozos del Airbus, que partió el pasado día 31 de mayo de Río de Janeiro hacia París y desapareció de los radares horas después.
Los equipos de rescate brasileños, por su parte, no han hallado nada en las operaciones realizadas entre miércoles y jueves y, según dijo el brigadier Cardoso, su tarea se dificultó por «las malas condiciones climáticas» que imperaban en el área patrullada. El portavoz militar ratificó que la Fuerza Aérea y la Marina de Brasil se han planteado continuar con las búsqueda hasta el próximo día 19, cuando podrían ser suspendidas las operaciones de rescate.
Evaluación
Sin embargo, dijo también que el día 17 será hecha una evaluación, que podría prolongarse hasta el 25 de junio si existen posibilidades concretas de rescatar otros cuerpos o partes del aparato que puedan ayudar en la investigación de las causas del desastre, que está a cargo de las autoridades francesas. En París, aunque los responsables de la investigación han pedido «prudencia» y reiterado que casi no tienen elementos de análisis por la falta de las cajas negras del avión, han crecido las sospechas en torno a posibles fallos en los sensores de velocidad del Airbus.
Las posibilidades de hallar las cajas negras, que pueden dar la clave de lo que sucedió antes de la caída, parecen estar cifradas a lo que pueda hacer el submarino nuclear francés Émeraude, que opera desde este miércoles donde se cree que cayó el avión. En esa zona, según han calculado las autoridades brasileñas, las profundidades tienen un promedio de unos 3.000 metros, pero con pozos que pueden llegar a los 5.000 metros. Esa región del Atlántico, donde se concentra la operación de rescate, se sitúa a unos 1.500 kilómetros de la costa brasileña, pero desde este miércoles los trabajos se han expandido también hasta las aguas territoriales de Senegal.