sábado, noviembre 23, 2024
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Steinmeier desafía a Angela Merkel a 100 días de las elecciones y en su peor momento

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Alemania debe al SPD los grandes logros sociales de su historia, enfatizó, desde conquistas sindicales a la lucha actual por impedir que la crisis mundial arrastre a empresas que funcionan. El SPD «buscó inversores a Opel», dijo, no porque crea que hay que salvar cualquier empresa, a cuenta del contribuyente, sino desde la convicción de que «el trabajo es mejor que la insolvencia».

Steinmeier apeló al legado de los cancilleres del partido, de Willy Brandt a Gerhard Schröder. «Que nadie espere que abjure de sus reformas, habría que ver dónde estaría ahora Alemania de no haber sido por esas medidas», dijo, sobre el programa de Schröder, cuyos recortes sociales encajó parte del SPD como una traición a las esencias de la socialdemocracia. «Quiero ser canciller de todos los alemanes, no socio de gobierno», señaló Steinmeier, para recoger el lema con que Schröder llegó a la cancillería, en 1999, y sostener que el SPD es «el partido del nuevo centro».

El ministro trató de imprimir confianza en una victoria que de momento no apuntala ningún sondeo, que dan al SPD un 25 por ciento, y mientras se pronostica que Merkel volverá a una coalición con su aliado natural, los liberales.

Sus filas respondieron con diez minutos de aplauso cerrado, en un congreso volcado a él. El programa fue aprobado en abril por la presidencia y pone el acento en lo social, el impulso a la educación y la familia.

De ganar, el SPD promete un descenso del tipo mínimo del IRPF del actual 14 al 10 por ciento y un incremento del máximo del 45 al 47 por ciento. El ala izquierda había reclamado un perfil más social, pero ahora se dobló a la evidencia de que se impone cerrar filas.

Sin alternativa

No se perfila una alternativa a Steinmeier, a pesar de que desde que fue designado candidato, hace ocho meses, el SPD no ha hecho más que seguir cayendo en los de por sí malos sondeos. Ante esto, Steinmeier y los suyos recuerdan lo ocurrido en el 2002 y el 2005, cuando de los sondeos tan adversos como ahora, a tres meses de los comicios, se pasó al empate con la Unión Cristianodemócrata y su aliada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU).

En el 2002, Schröder fue reelegido por la mínima ventaja frente al conservador Edmund Stoiber. En el 2005, en su peor momento y tras recurrir a elecciones anticipadas, recuperó terreno hasta quedar mínimamente por debajo de la entonces aspirante Merkel.

El SPD no cuenta ya en su vanguardia con el espíritu combativo de Schröder, capaz de enardecer en campaña al electorado, por encima de la relación de amor-odio con las bases más izquierdistas.

Steinmeier, ministro de la Cancillería con Schröder, recuerda en los gestos y hasta la voz al ex canciller, pero no tiene la garra en campaña que tuvo su mentor político. Apenas un 28 por ciento de los ciudadanos le ven como el mejor canciller, en comparación directa con Merkel, que obtiene un 58 por ciento.

Desde su posición de vicecanciller bajo Merkel ha tratado de ganar perfil ante el elector, pero hasta ahora no logrado contener una crisis en el SPD que no procede de la falta de recetas propias en tiempos de recesión, sino de antes.

Desde la derrota ante Merkel, el SPD ha acumulado una crisis de dirección tras otra, sintetizada en cuatro relevos en su presidencia, Franz Müntefering, Matthias Platzeck, Kurt Beck y, ahora, de nuevo Müntefering, otro hombre de Schröder, como Steinmeier.

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